Muy probablemente, cuando un salmantino piensa en un lugar endemoniado o terrorífico, su mente viaje a la Cueva de Salamanca, ya que su leyenda es una de las más conocidas en la capital.
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José Fuentes Rajo
Este misterioso lugar, con entrada por la cuesta San Pablo, es un vestigio de lo que un día fue la iglesia de San Cebrián y se encuentra junto a los restos supervivientes de otros emblemáticos monumentos: la Torre del Marqués de Villena, la única evidencia 'viva' de lo que fue el Palacio Mayorazgo de los Albendea; y una parte de la muralla medieval conocida como la Cerca Vieja.
Este conjunto monumental es el epicentro de la leyenda del demonio de la Cueva de Salamanca, que relata que la cripta de esta iglesia, ahora al descubierto, fue escogida por Lucifer para enseñar artes oscuras como la nigromancia.
Para ello, el diablo se disfrazaba de sacristán o adoptaba otras formas sobrenaturales e impartía lecciones de magia negra a siete estudiantes durante siete años. A cambio, el maligno se quedaba con el alma de uno de sus aprendices al finalizar.
El protagonista de esta leyenda es precisamente uno de los alumnos, Enrique de Villena, un marqués que estudió tanto ciencias como magia negra, y que da nombre a la torre que sigue en pie en el lugar.
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Cuando pasaron los siete años y finalizó su formación, el demonio intentó reclamar el alma de Villena, pero este, gracias a lo aprendido, logró esconderse en una tinaja para evitarlo.
Cuando logró escapar, el diablo inició una persecución por su alma sin éxito, pero consiguió una parte importante del marqués: su sombra. Desde entonces, la leyenda dice que Villena deambula por Salamanca sin ella, como símbolo de su pecado, y que el diablo sigue buscándola para poder descansar en paz.
Sea o no cierta la leyenda, durante el reinado de Isabel la Católica se mandó tapiar con argamasa la entrada a la cripta desde la Iglesia situada en la cuesta Carvajal, cuyas escaleras se pueden recorrer aún hoy.
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Dicho edificio religioso comenzó a desaparecer en el año 1580, cuando usaron sus piedras para levantar la Catedral Nueva de Salamanca. Después de esto, la Cueva fue usada como trastero del desaparecido Mayorazgo de los Albendea, así como una carbonera, hasta que en los años 90 se excavó el lugar y se pusieron en valor los restos de este emblemático monumento.
Esta leyenda ha cobrado tanta fuerza que incluso una obra de Miguel de Cervantes trata sobre ella, concretamente en uno de sus entremeses llamado 'De la Cueva de Salamanca', en el que un joven estudiante de la Universidad le cuenta a un hombre esta fábula para hacerle creer que ha invocado a dos demonios, que en realidad son los amantes de su mujer y su criada. Un entremés es una obra de teatro cómica de un solo acto, que generalmente se representaba al principio o entre medias de una obra más larga.
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Según la Oficina de Turismo, la Cueva de Salamanca se puede visitar durante todo el año, de 8:30 a 21:30 horas, siempre que las condiciones climáticas lo permitan, de manera totalmente gratuita.
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