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Jesús de Diego es un veterano de la calle. Lleva más de 30 años viviendo entre cartones y una bodega en la que residió gran parte del tiempo de su estancia en Jerez. Una separación tortuosa y un despido precipitaron la situación. «Tenía un buen trabajo y de la noche a la mañana me quedé con el culo al aire». Huye de decir que es un «invisible». «Yo solo genero rechazo», lamenta a la vez que lo pone de ejemplo: «El otro día fui a comprar un gazpacho y un dependiente estuvo desde que entré hasta que salí pendiente de mi... Si no tengo dinero no voy a entrar». La salud empezó a mermar a Jesús con un cáncer de lengua y varias operaciones que le obligaron a ingresar en un albergue andaluz. Su estado sigue siendo complicado y necesitaba un hogar. «¿Cómo puede recuperarse Jesús en una bodega o en la calle de sus problemas de salud», se pregunta el coordinador de Padre Damián, Alfonso García. Un traslado a Salamanca le supuso la apertura de las puertas del centro 'Padre Damián'. «Me he sentido apoyado desde el primer momento. Aquí no se encuentra nada del desprecio de la calle. Les pongo un 10», reconoce. Jesús tiene 61 años y asume que no tiene un horizonte laboral. Por ello, junto a los trabajadores y voluntarios de Cáritas está tratando de conseguir un apoyo económico que le permita encontrar una habitación. Lleva un año en Padre Damián y no recordaba su último hogar y que alguien se preocupara por él a diario. «Aquí he encontrado la tranquilidad. No pensaba que volviera a tenerla».
El coordinador de 'Padre Damián', Alfonso García, tiene clara cuál es la asignatura pendiente que todavía tiene el proyecto: «Cuando han concluido el proceso y tienen encauzada la salida del centro, nos encontramos con las dificultades que tienen para encontrar una vivienda, a pesar de que tienen ingresos para alquilar habitaciones procedentes del Ingreso Mínimo Vital, pensiones no contributivas o las ayudas para personas mayores».
Si para las personas con bajos ingresos económicos ya se convierte en una quimera, poder encontrar una vivienda teniendo que aportar fianzas de varios meses, imposibles para muchas familias que viven con el agua al cuello, para los que se encuentran en una situación de exclusión social se convierte en una quimera. «Es el escalón necesario para hacer una vida independiente, aunque sea con acompañamiento, y vemos que se nos hace muy complicado». Por ello, señala que, entre otros, es una de las causas de que las estancias superen el año en ocasiones. El principal objetivo del centro de acogida se basa en apoyar la promoción e inserción de la persona con el fin de entregar autonomía, responsabilidad y participación social, a la vez que conozcan sus derechos y deberes en la sociedad.
Entre las labores de concienciación, García anuncia que realizarán en los próximos meses se encuentran las charlas que realizarán en los centros educativos anexos y actividades participativas con el objetivo de sensibilizar sobre la labor realizada con las personas sin hogar.
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