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Salesas y Labradores son dos barrios salmantinos con un punto en común: se articularon en torno a la Avenida Portugal. A principios del siglo XX, en una época en la que la capital charra se limitaba al casco histórico de la ciudad, comienza a surgir el barrio de Labradores, que fue el primer ensanche que se llevó a cabo en la ciudad pasando los límites de la muralla. Se encuentra limitado por la avenida de Portugal, María Auxiliadora, la Avenida de Mirat y Torres Villaroel, lo que hace un siglo se llegó a denominar «la periferia de la ciudad».
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En el año 1954, desaparece la vía del tren que se situaba en la avenida de Portugal y que unía la capital del Tormes con el país vecino. Por lo tanto, con la retirada de estas infraestructuras, prolifera la aparición de un nuevo ensanche y la construcción de dos nuevas barriadas: Salesas y Garrido. Asimismo, mientras que la emigración rural hacia la capital charra se produjo 'a cuentagotas' a principios del S.XX, durante los años de posguerra se aceleró. Un crecimiento que se percibió fundamentalmente a partir de mitad de siglo.
Salesas, junto al barrio Garrido, fue uno de esos enclaves que acogieron a un número elevado de personas que buscaban nuevas oportunidades en la ciudad y que trabajarían en oficios y empleos de baja cualificación. Los habitantes de Salesas extrapolaron a esta barriada rasgos de la forma de vida rural, algo que se podía percibir en su rutina diaria, sus tradiciones y sus anhelos.
El barrio tomó su nombre del monasterio de clausura de la Orden de la Visitación de Santa María, fundado en 1910 y que más de medio siglo después albergaría la parroquia de María Mediadora. Sin embargo, no siempre fue así: «Antes de que tomase el nombre de Salesas, esta zona se denominaba popularmente como los barrios de La Glorieta. La Orden de la Merced llegó aquí en el año 1950 y todo lo que está ahora edificado era campo. Capuchinos lo hemos visto nacer», explica Enrique Mora, historiador y comendador de los Mercedarios de Salamanca, ubicados en la avenida de la Merced frente al coso taurino.
Él mismo ha recogido las historias de los compañeros de mayor edad que han residido en el convento de la Vera Cruz de los Padres Mercedarios de Salamanca (1950) y ha investigado sobre el pasado del barrio. «Cuando los niños iban a clase en los años 50, me cuentan que lo que se encontraban en Torres Villaroel era a las señoras encendiendo el cisco a la puerta de sus casas. El modelo de vida de este barrio no era el 'urbanita', sino el modelo rural. Se percibía en sus costumbres, en su forma de vivir y había una identidad de barrio muy marcada. Los militares de remplazo que venían de los pueblos a los dos cuarteles también se integraban con los vecinos y la plaza de Toros contribuía a la vida del barrio», explica. Asimismo, toda la calle Torres Villaroel estaba constituída por casas de planta baja: «Este barrio nunca se identificó con la Salamanca del casco histórico ni se consiguió insertar en ella. A ese lugar iban a servir. Sin embargo, aquí venían a vivir», afirma.
Una de las construcciones más veteranas de Labradores es el Mercado de San Juan, un referente gastronómico de la ciudad inaugurado en 1945 para satisfacer las necesidades de la zona norte de la ciudad.
El edificio que alberga hoy la Biblioteca Municipal Gabriel y Galán, en Mirat, es otro de esos edificios. Según la plataforma digital 'Salamanca tierra mía', este palacete albergó una casa de socorro a principios del S.XX. «En el año 1912 el Ayuntamiento decidió hacer una casa de socorro, un centro benéfico de atención médica para casos que no necesitaran hospitalización. Es de estilo neogótico y modernista y fue construida en 1915-1916», afirman. Asimismo, la primera planta del palacete se empleó como laboratorio químico municipal.
En el año 1987, un grupo de veinte amigos salieron a las calles de Labradores para celebrar el carnaval 'por todo lo alto'. Al año siguiente, se creó una comisión organizadora del Carnaval de Labradores y celebraron en las mismas fechas una verbena a la que asistieron cuatro mil salmantinos. Miles de disfrazados llenaron de color y alegría la avenida de Portugal y la calle Valencia. En el 1989, los organizadores instalaron casetas de noche en el tramo de la Avenida Portugal entre Dimas Madariaga y Federico Anaya, según las ediciones de LAGACETA de ese mismo año. También se nombró reina de Carnaval a Silvia González acompañada por las damas de honor ganadoras del concurso en su edición anterior.
Miguel Sánchez, de la 'Asociación Cultural Ronda de Labradores', explicó a este periódico en el año 1990 las dificultades que atravesaba el colectivo para continuar con esta festividad: «La fiesta de carnaval desaparecerá si el Ayuntamiento no nos ayuda», explicó. Asimismo, el principal motivo de su desaparición en la década de los noventa fue el alto coste de la celebración. «Los costes han sido de siete millones de pesetas y, a pesar de todo el trabajo y el esfuerzo, no hemos podido cubrir un agujero de medio millón. El Ayuntamiento no nos ha dado ni una peseta y es una pena que se pierda una fiesta en la que participa tanta gente», explicó. La 'gran fiesta' de Carnaval de Labradores desapareció.
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