Fieles acuden a venerar la imagen de Jesús Rescatado en la parroquia de San Pablo con motivo del besapiés. LAYA

La devoción por Jesús Rescatado se recupera pero sin llegar a las cifras prepandemia

Miles de fieles acuden este viernes a la iglesia de San Pablo para participar en el tradicional besapiés

José Fuentes Rajo

Salamanca

Viernes, 7 de marzo 2025, 14:19

Como cada primer viernes de marzo, miles de fieles acuden a lo largo del día al popular besapiés de la imagen de Jesús Rescatado, que tiene lugar en la parroquia de San Pablo. Tras la misa que tuvo lugar a medionoche, las puertas del templo se volvieron a abrir esta mañana a las 7:00 horas.

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Esta costumbre se inició en Salamanca en 1939, a semejanza de la que ya existía en Madrid con el Cristo de Medinaceli, y desde entonces se ha consolidado como una tradición que ha logrado transmitirse de generación en generación.

No obstante, este rito se ha visto fuertemente afectado por la pandemia. Mientras que antes de la covid unas 12.000 personas acudían a venerar la imagen en un día de buena climatología, el año pasado fueron entre 8.000 y 8.500, según indica Emilio Alberto Sánchez, hermano mayor de la cofradía, quien también destaca que en 2024 el tiempo fue especialmente adverso.

Este año, sin embargo, se espera superar las cifras del anterior, aunque aún sin alcanzar las de antes de la pandemia. Mientras que en 2024 «sólo se habían visto colas a mediodía y por la tarde», a última hora de la mañana de este viernes los fieles ya formaban una fila a las puertas de la parroquia. Durante las misas, que se celebran cada hora en punto de 8:00 a 13:00, el interior del templo se ha abarrotado y se espera que también ocurra en el horario vespertino, de 17:00 a 20:00. «Todo depende del tiempo que haga esta tarde», destaca el hermano mayor, ya que la lluvia podría truncar las previsiones.

Los fieles acuden a oía misa y a venerar la imagen de Jesús Rescatado. LAYA

Emilio explica que los motivos por los que los devotos acuden a adorar a Jesús Rescatado en este día son muy diversos: «Algunos lo hacen por tradición, porque sus abuelos lo hacían y quieren sentirse cerca de ellos; otros acuden para dar gracias o pedir favores, ya sea por un examen, por el nacimiento de un hijo..., hay muchas razones», subraya el hermano mayor.

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