Borrar
La mercería 'Caprichos', en la calle del Doctor Gómez Ulla.

Detrás del mostrador de un negocio de los que ya no quedan: «Ya no se gana como antes»

Ángela Pérez relata los desafíos a los que se ha enfrentado su pequeño establecimiento salmantino en la calle del Doctor Gómez Ulla a lo largo de más de 26 años

José Fuentes Rajo

Salamanca

Sábado, 22 de febrero 2025, 11:54

Con mucho esfuerzo e ilusión, en la calle del Doctor Gómez Ulla, Ángela Pérez mantiene uno de esos negocios de los que ya no quedan: la mercería 'Caprichos', que lleva en el barrio de Las Delicias más de 26 años.

«Yo ya sabía coser un poco. Cuando estaba estudiando, mi madre me llevó a una academia de corte y confección. Tras terminar mis estudios, me decidí por trabajar en una mercería y por dar clases de costura; pero, con el tiempo, la gente empezó a demandar más mercería que clases para aprender a coser», relata Ángela sobre sus inicios en este mundo, cuando se atrevió a abrir un negocio desde cero, un pequeño establecimiento que ha visto evolucionar al mercado y a sus clientes en muy poco tiempo.

«Ahora está de pena. Las grandes superficies y el mercado asiático han hecho mucho daño, también el Rastro, que lo tenemos aquí cerca, y, sobre todo, Amazon, que ha acabado de rematarlo, junto con todos los negocios online», explica la mercera.

Entre hilos, calcetines, braguitas y medias, Ángela ha formado una pequeña familia con los vecinos del barrio, que se han convertido en clientes fieles con los que ha compartido confidencias todos estos años. De hecho, lo que más le gusta de su trabajo y de abrir su negocio día a día es relacionarse con la gente, «la amistad de tú a tú»: «Son muchos años; vienen, me cuentan cosas, y ya es un trato muy familiar», relata Ángela con una sonrisa.

Este vínculo con los clientes le ha permitido crear recuerdos entrañables a lo largo todo este tiempo, sobre todo cuando su hijo vino al mundo: «Ya sabes que los autónomos tenemos muy poca baja. Cuando nació mi hijo, era muy pequeño para llevarlo a la guardería y me lo tuve que traer, a ver qué iba a hacer. Cada vez que venía una clienta, me tenían que coger al niño, yo despacharla y luego me lo volvían a dar. Te ayudan en todo», rememora entre risas con nostalgia.

Sin embargo, el sacrificio de llevar un negocio propio es innegable. «El horario es partido, estás tú sola y todo recae sobre la misma persona. Los autónomos echamos muchas horas», dice sobre la exigencia del día a día.

A pesar de los bonitos recuerdos y emociones que despierta el pasado de este negocio, el futuro de la mercería 'Caprichos' es menos alentador. «Pues nada, cerrar. Seguiré yo hasta que me jubile», explica Ángela, quien indica que, aunque estos negocios son necesarios, «si no se vende, es complicado que la gente se quede con ellos».

Aunque, desgraciadamente, no se trata de un problema individual, sino de una crisis que lleva tiempo extendiéndose a todo el sector. Hace años «había muchísimas mercerías» en la ciudad y, en estos momentos, «quedan cuatro contadas». «He conseguido mantenerme, pero no se gana como se ganaba antes», explica la comerciante sobre la situación que vive actualmente.

Este testimonio pone de manifiesto cómo el mercado online ha sido la última estocada para muchos negocios tradicionales de barrio, donde el trato cercano humaniza relaciones que ahora se llevan a cabo con clics. Este decaimiento en las ventas convierte a estos pequeños autónomos en una especie en peligro de extinción que busca mantenerse hasta la jubilación, momento en el que no habrá relevo y las ciudades terminarán por convertirse en 'cementerios urbanos' de locales vacíos.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Detrás del mostrador de un negocio de los que ya no quedan: «Ya no se gana como antes»