Los monumentos de la ciudad vieja de Salamanca, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, mantienen una vista impresionante a pesar de que, por sus piedras, ventanas y puertas, hayan transcurrido siglos de historia.
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Esta magnífica apariencia se logra gracias a un trabajo artesanal muy cuidado, mantenido con constantes rehabilitaciones y restauraciones, que no es nada sencillo y que permite disfrutar de los edificios como si ningún elemento hubiese sido modificado desde el día que se construyó, y, al mismo tiempo, apreciar el paso de los años en los pequeños detalles.
En el negocio de Bicicletas Palacios, que lleva abierto al público desde 1920 en la avenida Reyes de España, saben muy bien de este tema, ya que el abuelo del dueño actual, Pepe González, su tío y su padre replicaron los clavos de las puertas de un emblemático edificio: la Universidad.
Es tan complejo el trabajo que se esconde detrás que, incluso, las herramientas con las que se fraguaban y manipulaban estas piezas de metal las tuvo que fabricar él mismo, con la complicación añadida de que no se podía llevar la pieza original a casa, ya que la puerta no podía quedarse sin estos adornos. Por ello, en su día tuvo que realizar más de mil paseos para tomar las medidas exactas de cada uno de los detalles.
Además, para mantener la mayor exactitud posible, cualquier defecto original tenía que ser replicado al milímetro, de tal forma que, si uno de los dragones tenía rota la lengua, había que rompérsela también.
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Otra curiosidad es que un edificio del siglo XIII no puede dar la sensación de que alguno de los componentes de la fachada es reciente; se tiene que lograr transmitir una falsa impresión de antigüedad, algo que se conseguía orinando encima de las piezas:
«Todo esto se subía a una terraza que teníamos, se dejaba a la intemperie y, aunque parezca una pequeña cochinada, se le echaba orín de vez en cuando. O sea, tú ibas y te decías: «Voy a mear el clavo». Porque ese orín es muy cáustico y, con el tiempo, generaba una pátina sobre el hierro que lo hacía parecer tan antiguo como la Universidad», relata a LA GACETA Pepe González sobre los trabajos que llevó a cabo su familia para replicar estas piezas.
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Todo este laborioso y cuidado trabajo, que se observa en el vídeo que acompaña a la noticia, tenía una duración aproximada de dos años desde que se comenzaba a realizar la réplica hasta que finalizaban la pieza.
En una placa que otorgaron a este comercio por convertirse en 'Negocio Histórico' en 2022, aparece una reproducción de la fachada de la Universidad de Salamanca, en honor al trabajo que en su día realizaron los antepasados de Pepe.
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