Bellingham inviste al Madrid

El Real Madrid sí se ha ganado la amnistía. Si hace seis días su pésimo partido en el Metropolitano obligaba a criticar a un equipo que no estuvo a la altura del derbi, hoy, quizá toca pedirle perdón. Y es que, a lo mejor, un mal día puede tenerlo cualquiera. La realidad es que ni siquiera una semana después se ha tornado de la crisis total a recuperar un liderato tras golear al equipo revelación del campeonato que permite gobernar la Liga.

Y eso que no comenzó de la mejor manera el partido para los de Ancelotti. Parece que el aprender la lección no es lo suyo. Los blancos están pecando de falta de intensidad y atención en los primeros minutos y en Girona volvió a suceder y es que parece ya un mal endémico de este equipo. Dos sustos protagonizados por Yangel Herrera y Tsyhankov que a punto estuvieron a poner por delante a los locales. Esta vez se salvaron los blancos.

El partido derivaba en tierra de nadie hasta que a Bellingham le dio por echar un vistazo a su repertorio. A la potencia, velocidad, poderío aéreo y oportunismo en el área que ya había mostrado en esta Liga decidió sumar un nuevo recurso. El inglés sacó a pasear el exterior para inventar una asistencia magistral que iba a convertirse en el primer gol del partido. Joselu supo encontrar el espacio entre los centrales para alcanzar posición de remate y celebrar su cuarto tanto de la temporada.

No tardaría en llegar el segundo. Iba a ser Tchouaméni el que saltase más que nadie para alcanzar con la cabeza un saque de esquina que enviaba lejos del alcance de Gazzaniga. El francés se aprovechó de un despite en la marca impropio de un defensa de la experiencia de Blind para rematar con comodidad y firmar un cabezazo preciso a la vez que estético. El Real Madrid no perdonaba, dos llegadas y dos goles. Eso sí que es adulterar un partido.

Bellingham tuvo el tercero en sus botas. Con el marcador a favor, el Real Madrid decidió dar un pasito atrás y permitir al Girona jugar como le gusta: tocando la pelota en campo contrario. De esta forma podría atacar como más daño hace, es decir, con golpes directos gracias a la velocidad de sus hombres de arriba. Después de quitarle las pegatinas a Blind, que se veía desbordado en cada llegada madridista, se plantó ante Gazzaniga, que esta vez sí que pudo evitar el gol blanco.

El Madrid se sentía cómodo con y sin balón. Replegaba bien cuando lo intentaba el Girona y movía la pelota con más fluidez de lo habitual cuando los hombres del medio comenzaban a moverla de lado a lado. Y así llegó al descanso sabiendo que el liderato ya lo tenía en la mano.

Aunque para mano la que iba a sacar Kepa en el arranque de la segunda mitad para evitar que el Girona recortase distancias con un remate de cabeza a bocajarro de David López.

Corría el minuto 60 de juego cuando Vinicius, que no terminó de estar fino en el encuentro, se giró al banquillo para pedir el cambio. Las alarmas se encendían a la vez que tampoco se apreciaba ningún gesto que hiciese pensar en una posible lesión. Tampoco parecía tener prisa Ancelotti en realizar la sustitución mientras Rodrygo calentaba con calma en la banda. Ocho minutos después, el '7' se iba ante la pitada generalizada de la grada de Montilivi.

El protagonista del partido no podía ser otro. Si ya estaba siendo el hombre más destacado con su asistencia y su altísimo porcentaje de acierto en el pase (98%) Bellingham no faltaba a su ya habitual cita con el gol tras aprovechar un toquecito en el área de Joselu. Remate de volea y pichichi de la Liga. No iba a tardar Ancelotti en mandarle al banquillo y cuidar al que ahora mismo es sin duda su jugador más determinante. Y es que si el Real Madrid hoy es líder es porque el inglés fue clave en su investidura.

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