Borrar
La ganadera Isabel Herrero, frente a restos de sus ovejas tras una ataque de lobos.
«Pobre lobo... ¿Y la oveja? ¿No es un animal? ¿Es de juguete?»
HISTORIAS DEL CAMPO

«Pobre lobo... ¿Y la oveja? ¿No es un animal? ¿Es de juguete?»

«Me despertaba cada día a las 4 de la mañana pensando en cómo iban a estar». Isabel Herrero reconoce «cierta tranquilidad» al aprobarse la caza al norte «pero seguimos en el sur»

Susana Magdaleno

Salamanca

Jueves, 27 de marzo 2025, 18:33

Isabel Herrero es ganadera en Santa María de Sando. Nunca antes había visto ataques de lobo en su zona. Tiene 63 años, lleva 16 en solitario con su ganadería y lo que sí recuerda son ataques «cada 4 o 5 años» y «nos decían que eran perros asilvestrados». El pasado año, todo cambió. Desde abril, empezó a sufrir bajas en su rebaño y los ataques en su localidad, Villaseco de los Gamitos, y en Encina de San Silvestre, fueron constantes hasta diciembre. A ella, el lobo le mató 40 ovejas y, en la zona, 250.

Cuando escuchó que se aprobó la salida del lobo del listado de especies protegidas -Lespre- y se podría volver a cazar al norte, reconoce que sintió «cierta tranquilidad, pero a medias porque seguimos en la zona sur. Ahora habrá algún ejemplar menos que venga. Esto ha sido un sinvivir. Ha sido un año muy duro».

A pesar de que hace tres meses que, en la zona, no hay ataques de lobo, Isabel se emociona cuando recuerda lo que ha vivido. «Era despertarte a las 4 de la mañana cada día y pensar en cómo estarán mis ovejas. ¿Habrá entrado? ¿Cuántas estarán mordidas?», asegura.

Isabel tiene muy presente aún cómo era esa mañana en la que llegaba a la portera y sabía que había habido un ataque. «Las ovejas siempre están juntas, pero esa mañana te encontrabas una aquí, otra allá... Veías a las pobres como idas, como atontadas. Recuerdo lo demoledor que era luego encontrar a las que había atacado. Una vez, una oveja con las tripas fuera y aún viva. La pobre murió a la media hora. Te emocionas mucho porque vivir esto es muy duro. No se sabe hasta que se sufre», rememora.

Esta ganadera de Santa María de Sando es consciente de que queda camino por recorrer hasta que se pueda cazar al lobo o realizar controles poblaciones, en el caso en el que un ejemplar mate ganado en una zona concreta, como ocurrió en la suya. «Sin poderse -algo que pasa desde 2021, cuando el lobo entró en el listado de especies protegidas- lo que sientes es mucha indefensión. Mata a tus ovejas y te dicen que no se puede hacer nada», añade. «Y lo que peor llevo es que no mate para comer, que lo haga para divertirse... Que te matara a 11 ovejas y se hubiera comido solo la paletilla de una. Había ovejas que parecía que no tenían nada y luego era abrirlas y ver que tenía partida la tráquea de un golpe. Ha sido una racha muy dura de medio año. Decías '¿Por qué viene ahora si este animal nunca ha estado aquí?'», comenta. Isabel ve que ahora hay voces que defienden que no se pueda cazar «y a ellos les diría, llévatelo a tu casa». «Luego... ¿Qué pasa? ¿Que la pobre oveja no es una animal? ¿Es un juguete? ¿Es de plástico? ¿Resulta que al lobo hay que cuidarlo pero que juegue con la oveja y la mate?», cuestiona.

Sobre las indemnizaciones, mantiene que recibió un buen precio por el animal muerto, pero, ahora, un porcentaje alto de ovejas nuevas no paren por el estrés que vivieron entonces. «Afortunadamente, ya no me despierto a las 4 de la mañana. Te daban ganas de bajar los brazos y dedicarte a otra cosa», dice. Por lo vivido, no tiene dudas de que, con el lobo, «es el fin de las ovejas».

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca «Pobre lobo... ¿Y la oveja? ¿No es un animal? ¿Es de juguete?»