«Lo importante es ver a las gallinas todo el día: dicen cosas sin hablarte»

Susana Magdaleno

Salamanca

Jueves, 10 de abril 2025, 17:56

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Este es el sueño cumplido de Ángela Hernández: el de tener una explotación ecológica, con su huerto, colmenas y las gallinas. Eso lo ideó ella en el año 2018 y se puso manos a la obra. Acababa de terminar el grado de Gestión y Administración Pública y decidió dejar Salamanca para irse a Santibáñez de Béjar, de donde procedía su familia y vivir del campo.

Después de hacer cursos de incorporación agraria y de obtener la certificación del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, en 2020 construyó el invernadero, y empezó con su eco-huerta «La Charrita» y las colmenas, 150. Ahora, cinco años después tiene también las gallinas, 1.200 y con ánimo de llegar hasta las 2.000, pero paso a paso. Llegaron a la granja el 7 de marzo de 2024, a unas instalaciones completamente mecanizadas que permiten máxima higiene, temperatura, luz ideal y mínimo contacto con el huevo en la recogida. Está con el primer lote de gallinas de raza leghorn e Isa Brown, grandes ponedoras, y Marans y Azur, que son las de huevos chocolate y azul. Ángela le da gran importancia a la rutina en la granja, con gallinas que se levantan a las 6, se limpian, comen, ponen y a las 12:30 con casi la totalidad de huevos puestos, se abren las puertas y salen al campo. A eso de las dos y media de la tarde vuelven a entrar atraídas por el pienso, que es, para Ángela, una de las grandes claves para la calidad del huevo. El pienso que les da a estas gallinas ecológicas lo elabora un productor también salmantino y contiene cereal, base proteica y algo que ve esencial, como es el pimentón, que permite que la yema se unte bien y le da color rojizo. Cuando están fuera a las gallinas les aporta mucho el picoteo y el sol. Ve clave quitarlas a los 15 meses para no perder calidad en el huevo y traer otras con 16 semanas.

Ángela ha abierto mercado con restaurantes de prestigio en Madrid, que cada semana esperan los huevos de sus gallinas. Dos veces cada siete días, los recogen. Y ella sigue estando sola en el cuidado de la granja, aunque no le falta ayuda de los suyos cuando la necesita. «Lo importante es planificarse e intentar hacer las cosas», explica, y destaca la importancia del veterinario de explotación y, la «de ver al animal todo el día: muchas veces dicen cosas sin hablarte». Mantiene que prácticamente ya lo que hace es «comprobar que las instalaciones estén bien y súper limpias, en perfecto estado de inspección».

La apertura de la granja le ha coincidido con el momento de mayor valor de los huevos, pero ella no le da tanta importancia. «Una cosa es que se pueda subir el precio y otra es que lo tengas que hacer», dice, y aboga por la «cautela».

Estos días prepara también la huerta para el verano y se ceñirá al tomate (bitxo, corazón de buey, rosa, cherry); berenjenas de distintos tipos; puerros,; o pimientos. Probó con la calabaza luffa pero le salieron pocas, y está considerando lo de cambiar la orientación cuando vuelva a animarse a tenerlas.

Cuando llegó reconoce que no sabía hacer un surco recto. Todo ha sido «prueba y error» y está encantada. «He ido paso a paso y ahora veo el fruto», dice. Su receta: buscar cuáles eran sus inquietudes y trabajo. «En esta vida nadie regala nada».