Lunes, 18 de marzo 2019, 22:37
Es el momento del año que registra más desplazamientos por carretera. El preferido miles de españoles para viajar. Eso tiene un lado negativo. Atascos, colas, playas repletas, monumentos masificados, procesiones atestadas de gente... Pero todos esos inconvenientes parecen no importar cuando se trata de desconectar durante unos días. Es la antesala del verano y el cuerpo necesita un descanso tras la dura cuesta de enero, la de febrero y también la de marzo. La pregunta del millón es la siguiente. ¿Es posible viajar en Semana Santa a destinos atractivos sin masificaciones? Por supuesto. Además de ser posible, es altamente recomendable.
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No descubrimos nada si decimos que los Lagos de Covadonga, la playa de las Catedrales, Santiago de Compostela, la Sagrada Familia de Barcelona, La Alberca, Sevilla, Zamora, Gandía, Benidorm... no son los lugares más idóneos si buscamos tranquilidad durante la semana de Pasión. Pero hay otros que tienen mucho que ofrecer y además permanecen en un segundo plano sin tener afán de protagonismo. Vamos a hablar de cinco destinos que están a tiro de piedra de Salamanca y que garantizan unas vacaciones de Semana Santa, no en total soledad, pero si alejados de grandes ríos de gente.
Mogarraz, La Alberca, Miranda del Castañar... La Sierra de Francia será en Semana Santa el lugar elegido por muchos turistas (la mayoría madrileños) para desconectar de la contaminación y buscar aire puro en localidades con encanto. Pero el parque natural salmantino tiene mucho más que ofrecer. Rincones que suelen quedar en un segundo plano y en los que se puede disfrutar de unos días de Pasión con más quietud y serenidad. Pinedas, Sequeros, Herguijuela de la Sierra o Valero, ya en la sierra de a Quilama, son alternativas más que seductoras.
Los amantes del senderismo pueden disfrutar de rutas donde, a buen seguro, no van a encontrar ningún atisbo de masificación. La que transcurre por el Valle de Belén en Herguijuela (imagen superior); la que transita por los meandros del río Alagón entre Sotoserrano y Riomalo; o el camino de los Trasiegos entre San Esteban de la Sierra y San Miguel de Valero, son tres ejemplos.
Si estuvieran en cualquier otra parte de España y, por supuesto, de Europa, las Arribes del Duero atraerían a ríos de gente. Sin embargo, siguen siendo ese gran paraíso desconocido por muchos y demasiado poco explotado en algunos casos. Por este motivo la Semana Santa es un momento ideal para perderse por Mieza, Hinojosa, La Fregeneda, Saucelle, Vilvestre, Pereña, Masueco, Aldeadávila, Villarino... Aprovecharse de un privilegiado microclima donde brotan los olivos, los naranjos y los viñedos. Degustar la gastronomía tradicional y embobarse contemplando el curso del Duero encajonado en miradores como el del Fraile, en Aldeadávila (imagen inferior); el de la Code, en Mieza; el del Salto, en Saucelle; el de la Falla, en Villarino; o de la ermita de Nuestra Señora del Castillo, en Pereña.
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Y los que quieran andar, tienen senderismo del bueno. Rutas que discurren pegadas al río que separa España y Portugal con vistas de auténtica excepción. La que une Aldeadávila con el Picón de Felipe y la que transcurre entre Pereña y el picón de La Tabla, son dos de las más interesantes.
Los amantes de la naturaleza y de Portugal que además busquen una Semana Santa alejada del bullicio, tienen una cita en la Sierra de la Estrella. A dos horas de la capital salmantina, se abre paso un parque natural que ofrece rincones sorprendentes. Un buen epicentro para descubrir la zona es Manteigas (imagen inferior), una bonita localidad situada a orillas del río Zézere. Desde allí se pueden realizar rutas de senderismo como la que transita por el valle glaciar del Zézere y asciende hasta el pico más alto de la Portugal continental. Torre, con 1.993 metros acoge además la única estación de esquí del país vecino.
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La Sierra de la Estrella también ofrece cascadas, como de la Pozo del Infierno y pueblos de cuento como Cabeça y Piodao, esta último incluido en la red de Aldeas Históricas de Portugal. Por tener, el parque natural, tiene hasta un misterioso lago. En la presa de Covao dos Conchos se puede contemplar un agujero por el que se escapan miles de litros de agua. Está hecho por la mano del hombre para recoger el líquido elemento que posteriormente se transporta a la localidad de Lagoa. Pero el efecto que genera es muy interesante.
Seguimos en el país luso para proponer una ruta por el norte del país. Una zona explorada por los visitantes gallegos, pero no tanto por los salmantinos. Desde Zamora tomamos la N-122 en dirección a Alcañices. Entramos a Portugal por Braganza, donde es obligatorio visitar su castillo, la antigua catedral, el paseo junto al río Fervença y sus calles empedradas del centro histórico.
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Amarante (imagen superior), con su puente sobre el río Támaga y su excelsa arquitectura religiosa, puede ser también una parada intermedia antes de alcanzar las dos joyas del norte del país, Braga y Guimaraes. La primera está considerada como la “Roma portuguesa” por su muestrario de iglesias y monumentos que conquistan al visitante. Entre ellos, su santuario del Bom Jesus do Monte (imagen inferior). Mientras, Guimaraes, el lugar donde nació el país luso, brilla gracias a monumentos como al palacio de los Duques de Braganza y un casco histórico exquisitamente cuidado. En ambas ciudades habrá turismo en Semana Santa, pero nada comparable con Oporto y Lisboa.
El Jerte se ha convertido en objeto de deseo para los que disfrutan con el turismo de interior. No es para menos. Espacios como la Garganta de los Infiernos, la localidad de Jerte, los campos de cerezos en flor y las cascadas de las Nogaledas, son motivos más que suficientes para visitarlo. El problema es que en puentes y Semana Santa la afluencia de visitantes es enorme.
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Por este motivo una alternativa muy atractiva son Las Hurdes, donde también podemos ver cerezos en flor en localidades como Casares de las Hurdes. También hay cascadas, como la del Chorrituelo en Ovejuela y la Meancera en El Gasco (imagen superior). Y localidades con encanto como Pinofranqueado, Las Mestas, Ladrillar o Vegas de Coria.
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