La clave para evitar que el pan se ponga duro en verano

El pan es una habitual en la mesa de muchas personas de nuestro país a la hora de la comida y la cena. Este alimento es indispensable para muchos que ya no saben comer sin pan.

El “problema” que tiene este consumible es que para disfrutarlo de la mejor forma posible tiene que estar reciente para que tenga su miga bien esponjosa y la corteza bien crujiente. Muchas veces, por falta de tiempo o lugar donde comprarlo reciente, el pan que tenemos en casa se llega a poner duro, las condiciones ambientales hacen que se seque provocando que sea incomestible (quitando en algunas recetas), unas condiciones que en verano son aún más agresivas con el pan.

Para evitar que esto suceda, lo más importante es conservarlo en un lugar adecuado en nuestra casa. El sitio en el que deberemos resguardar el pan debe estar a temperatura ambiente, en un lugar seco, resguardado del sol, almacenado en una bolsa de papel o tela, o en una caja de madera. Con estas circunstancias, el pan se mantendrá más tiempo en su manera óptima.

La nevera no es opción para conservar el pan ya que cambiará mucho su textura y tenderá a resecarse, sin embargo, el congelador sí que es una buena elección. Para congelarlo, lo ideal es cortarlo en porciones cómodas o en rebanadas y meterlas en un recipiente con cierre hermético.

Cuando queramos echar mano de él hay que seguir unos pasos para la descongelación. La mejor forma es sacarlo del congelador y meterlo en la nevera durante las siguientes tres horas para dejarlo a temperatura ambiente. El microondas no es una buena opción si queremos descongelar nuestro pan.

Ya descongelado, para recalentarlo lo mejor es una pasadita de unos 5 minutos por el horno y para un mejor resultado, se puede rociar el pan con un pulverizador o cubrirlo con un paño húmedo para que recupere algo de la humedad perdida y se consuma de la mejor forma posible.

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