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Jueves, 1 de septiembre 2022, 18:54
¿Es saludable compartir cama con nuestros animales de compañía? Todos los que conviven con animales se lo han preguntado alguna vez. En este artículo debemos aclarar que nos referimos a perros y gatos domésticos.
Los lobos son animales generalmente crepusculares, aunque adaptan su patrón a las oportunidades de caza, los perros de trabajo como los mastines que protegen al ganado también comparten esta tendencia de sus congéneres salvajes, pero el perro doméstico casero ha adaptado sus ritmos circadianos al humano, gracias a la domesticación que les ha hecho evolucionar a nuestro lado, tal como sugiere un estudio. Los gatos domésticos, sin embargo, duermen de 10 a 17 horas diarias, y se les considera aún animales crepusculares, que no nocturnos. Esto quiere decir que sus picos de energía suelen concentrarse al amanecer y al anochecer, siguiendo sus instintos naturales. Estos datos son relevantes a la hora de convivir y especialmente compartir dormitorio o cama con nuestras mascotas, pues sus conductas afectarán a las nuestras irremediablemente.
Las estadísticas en Estados Unidos, y que posiblemente sean extrapolables a otros países desarrollados a falta de sus propias estadísticas de comportamiento, indican que alrededor del 66% de las personas duermen con sus perros y gatos. Se trata de una costumbre con beneficios y riesgos, y que cada propietario debe valorar de forma individual en virtud a sus circunstancias personales.
Tener a nuestro lado el cuerpo cálido, la presencia y el peso de nuestra mascota, aporta beneficios para la salud mental, y los propietarios dicen sentirse más cómodos y seguros. En un estudio australiano antiguo, los participantes con mascotas tenían menos probabilidades de tomar medicamentos para dormir que aquellos que no convivían con animales. La Universidad de Alberta, en Canadá, halló en otro estudio que para los pacientes de dolores crónicos, dormir con su mascota les ayudaba a regular sus patrones de sueño, les reducía el estrés y les aportaban consuelo durante las crisis de dolor nocturnas.
En otro estudio científico realizado por la reputada Clínica Mayo, los tutores dormían mejor cuando su perro estaba en la habitación, pero no en la cama directamente. Es decir, tener al perro cerca nos proporciona seguridad y bienestar, sin necesidad de compartir el colchón.
Aunque se necesita más investigación, dado que la mayoría de estudios sobre los beneficios de convivir con un animal se realizan con los sujetos despiertos, tampoco es ningún misterio que mejoran la inmunidad, por lo que dormir junto a un perro o un gato y en contacto con su cuerpo, puede beneficiar al sistema inmunitario.
En el caso de personas alérgicas, dormir junto a gatos o perros puede agravar los síntomas. Bien es cierto que esto se puede remediar o reducir con los medicamentos que mejoran la reacción a los alérgenos, pero según algunos estudios, no es saludable para la salud en general abusar de estos productos. También puede ser un foco de inconvenientes para personas con asma o enfermedades pulmonares.
Por otro lado, se debe considerar que existe un riesgo a ser arañados o mordidos si el animal doméstico se sobresalta y está junto a nuestra cara, algo que adquiere más importancia en el caso de bebés y niños pequeños. En un trabajo académico publicado en una revista veterinaria de comportamiento animal, sobre el contexto en los incidentes con mordeduras de perros en Reino Unido, el 6% de las situaciones fueron con animales que estaban durmiendo o descansando inmediatamente antes de la agresión. En cuanto a los gatos, y aunque infrecuente, pueden transmitir la llamada “enfermedad por arañazo”, CSD por sus siglas en inglés, que es una infección causada por la bacteria Bartonella henselae.
En general, la mayor desventaja de compartir la cama con un animal de compañía es la perturbación del descanso y que, básicamente, pueden “arruinar el sueño”, bien sea porque la mascota acapara casi todo el colchón y los tutores toman posturas incómodas y limitadas para no molestarlos, bien porque nos causen microdespertares a causa de sonidos (lamerse, ronquidos) o con los cambios de postura, que son perjudiciales para nuestro correcto descanso nocturno. Sin olvidar que pueden llegar a desprender un calor que resulte incómodo, especialmente en verano. En un estudio de 2018 los resultados arrojaron que dormir con los perros en la misma cama reducía levemente la calidad del sueño, y citando a los investigadores, “este perjuicio debe sopesarse frente a los beneficios de dormir junto a nuestros perros”.
Si nuestro animal de compañía está al día en tratamientos preventivos antiparasitarios, se sigue el calendario de vacunaciones y una higiene general controlada, el peligro de transmisión de enfermedades como la citada CSD felina es casi nulo, por lo que este riesgo, en realidad, es el menor de los problemas en la práctica.
La respuesta corta es sí. Tal como publicábamos en julio, un estudio reciente ha hallado que en el caso de los perros, duermen mejor y más profundamente en presencia de sus guías o tutores, siempre que exista un vínculo de apego profundo. Tanto perros como gatos, refuerzan el vínculo y la confianza con los humanos que conviven, y aumenta la descarga de oxitocina y dopamina al sentirse en un entorno protegido y familiar. En el caso de los gatos, no se han realizado aún estudios.
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