![Ruta por los castillos de Salamanca](https://s2.ppllstatics.com/lagacetadesalamanca/www/multimedia/2019/03/14/congosto_1-473550_20190314114114--1200x675.jpg)
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Jueves, 14 de marzo 2019, 12:46
Viajamos al pasado. A tiempos de nobles, caballeros, y doncellas. A guerras fratricidas donde la palabra piedad no tenía cabida. A la lucha más sanguinaria por la tierra. Una época en la que sólo la fortaleza más inexpugnable era territorio seguro. Castillos que se erigían en la última barrera antes de la conquista definitiva. Auténticos supervivientes de la historia que han llegado hasta nuestro días en un estado muy dispar. Salamanca puede presumir de contar con una amplia nómina de castillos. Muchos son tan sólo ruinas o torreones que se resisten a acabar por los suelos. El hecho de que gran parte de ellos estén en manos privadas, limita las esperanzas de su rehabilitación e impide que puedan ser visitados por el público. A pesar de esos avatares, es interesante realizar una ruta por los castillos de Salamanca. Pararse delante de ellos y conocer su historia. Son construcciones que seducen, generan interés y siempre están rodeadas de misterios y leyendas.
‘La Raya’ hispanolusa es prolífica en fortificaciones que hoy destilan paz y sosiego. Pero no siempre fue así. Se trataba de una frontera “caliente” que registró variaciones y movimientos estratégicos que se saldaban con cruentas batallas. En el lado portugués tenemos interesantes castillos como los de Almeida, Sabugal, Belmonte, Castelo Mendo o Sortelha. Pero en tierras salmantinas aún se levantan algunos dignos de visitar. Es el caso del de San Felices de los Gallegos (imagen inferior), construido precisamente por el rey Dionisio de Portugal en el siglo XIII. Conserva en buen estado su torre del homenaje, que no puede ser visitada. Muy cerca, en Sobradillo, también se mantiene en pie la torre del castillo que se erigió en el siglo XV y que actualmente acoge la casa del parque de las Arribes del Duero.
También mira a Portugal el castillo de Enrique II de Trastámara en Ciudad Rodrigo, actual Parador Nacional de Turismo. Fue la obra más faraónica de este monarca en el siglo XIV y sufrió las consecuencias de las guerras de Sucesión y de la Independencia. Para convertirse en Parador se rehabilitó al completo.
Aunque más alejado de la frontera, pero sin perder de vista al país luso, también se encuentra el castillo de Ledesma, levantado en el siglo XV en tiempos del militar castellano don Beltrán de la Cueva.
Recogidos entres castaños, robles, hayas y pinos se encuentran los castillos de la Sierra de Francia. Sin duda los más espectaculares que se pueden visitar en la provincia de Salamanca. Recuerdo de nobles y caballeros que engrandecieron localidades otrora pujantes como Miranda del Castañar, San Martín del Castañar y Monleón. Empezamos por la primera, donde se sitúa el que, para muchos, es el castillo más bello y mejor conservado de la provincia salmantina. Aunque, como bien dice Antonio García Boiza en su “Inventario de los castillos, murallas, puentes, monasterios y lugares pintorescos de Salamanca” (Diputación de Salamanca, 1937), las escuelas de Miranda del Castañar desentonan la bella imagen del castillo (imagen inferior), se trata de una construcción de entre los siglos XIV y XV encargada por el conde Pedro de Estúñiga. Pasó a formar parte del Condado de Miranda, cuyo primer titular fue Diego de Zúñiga. El hecho de que esté en manos privadas lastra su rehabilitación y la posibilidad de visitarlo.
En esa misma línea se construyó el de San Martín del Castañar por orden del duque de Miranda. Una de sus esquinas fue destruida a consecuencia de una descarga eléctrica y es curioso que su interior albergue el cementerio de la localidad.
Monleón conserva una torre de 27 metros de altura y parte de su muralla (imagen inferior). Sufrió numerosos avatares, como el que cuenta Elio Antonio de Nebrija en sus “Décadas”. Leyenda o no, asegura que don Rodrigo de Maldonado proclamó una especie de república independiente en el castillo en torno a 1477. Acuñaba su propia moneda y refugiaba a hombres de dudosa moralidad. Cansado de esta situación, el rey Fernando el Católico apresó a don Rodrigo en la ciudad de Salamanca. Para liberarlo, puso como condición la entrega del castillo. En él estaban su mujer y sus hombres, que se resistieron a entregarlo hasta tal punto que Maldonado estuvo a punto de ser ejecutado. Su resistencia tuvo premio y a cambio del castillo, recibieron buenos pactos.
Los castillos de Tejeda y Segoyuela o, más bien lo que queda de él, y el rehabilitado de Montemayor del Río, que actualmente puede ser visitado y acoge un restaurante, son otros de los que podemos encontrar en la sierra salmantina.
El curso del río Tormes a su paso por Salamanca también nos deja algunos castillos como el del duque de Alba en la localidad del mismo nombre y el de Puente del Congosto, más conocido como de Los Dávila, muy bien conservado y también de propiedad privada. En Salvatierra de Tormes, la localidad que mira al pantano de Santa Teresa, el mismo que “intentó” sumergirlo bajo sus aguas, se encuentra el de la Mora Encantada, levantado en el siglo XV pero en un estado ruinoso por la dejadez de la CHD.
Algo más alejado del río, pero de inigualable belleza está el castillo del Buen Amor en Topas. Fue mandado construir por Juan II de Castilla y data del siglo XV, aunque conserva el sótano del castillo sobre el que fue levantado del siglo XI. Su estilo es renacentista y uno de los momentos álgidos de su historia fue cuando acogió a Fernando El Católico en su camino hacia la batalle de Toro. Hoy es un hotel y restaurante.
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