La Gaceta
Sábado, 30 de noviembre 2024, 11:37
A pesar de que las islas acostumbran a ser un destino típico en época estival, Madeira ofrece todo tipo de comodidades ya sea en invierno o verano. En este sentido, la propia isla cuenta con espacios privilegiados e inmejorables para los turistas.
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Entre los lugares que conforman Madeira, sorprende Curral das Freiras, un pueblo perteneciente al municipio de Câmara de Lobos y que es conocido por estar situado en el fondo de un valle rodeado de montañas, que le añaden un encanto único y una atmósfera tranquila. A una altitud de 1.546 metros, la única forma de llegar es por Funchal, motivo por el que se pueden prácticamente 'tocar' las nubes.
Situada sobre una enorme caldera volcánica, la localidad subsiste a base del turismo, la artesanía y el turismo, en el que el producto estrella es la castaña. Añadido a esto, la población es muy religiosa.
Esa cultura religiosa se remonta al siglo XVI. Se comenta que las monjas del Convento de Santa Clara en Funchal buscaron refugio en este lugar aislado para escapar de los ataques de piratas que azotaban la isla. El valle, rodeado de montañas, tenía un escondite seguro y natural.
En cuanto a la ubicación, está enclavado en el corazón de Madeira, a unos 25 kilómetros de Funchal, su capital. A esto hay que añadirle las vistas desde los miradores cercanos, como el de Eira do Serrado, que permiten contemplar todo el valle.
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A pesar de que era una aldea aislada debido a las dificultades del terreno, en la actualidad cuenta con carreteras que conectan con otras áreas de la isla.
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