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Lunes, 8 de julio 2019, 13:40
Siempre hay una buena excusa para cambiar de país. Coger el coche, atravesar ‘la Raya’ y plantarnos en nuestra querida y agradecida Portugal. Nuestros hermanos nos reciben con los brazos abiertos y eso se valora. En verano también tenemos motivos para dar este salto, ya que los pueblos fronterizos nos ofrecen planes de lo más refrescantes. Las piscinas naturales del río Coa o la playa fluvial de Freixo a orillas del Duero, son algunos de los pequeños paraísos donde poder darnos un chapuzón en medio de la naturaleza. A poco más de una hora del centro de Salamanca y con el premio de poder degustar algunos de los platos que nos brinda la excelsa cocina del país vecino.
Es una de las mejores playas fluviales que podemos encontrar a orillas del Duero. En un paisaje idílico rodeado de naranjos y olivos, Freixo de Espada à Cinta demuestra que cuida y mima al visitante. Su playa de La Congida, a cuatro kilómetros del casco urbano, es una delicia. Rodeada de césped y con otros los servicios: baños, duchas, vestuario, chiringuito, juegos infantiles... Posee un área de arena y otra delimitada con boyas a modo de piscina. El agua está fresca y limpia.
A menos de dos horas de Salamanca se encuentra esta bonita piscina natural a orillas del río Coa. Está cuidada hasta el más mínimo detalle. Posee una zona de baño principal en el propio río, con fácil acceso. Además cuenta con una piscina anexa que aprovecha también las aguas del Coa. Tiene amplias zonas de césped, merendero, chiringuito (donde elaboran exquisitas carnes a la brasa), duchas y baños. No está vigilada.
También a orillas del río Coa se sitúa esta playa fluvial con una amplia zona de baño de diferentes profundidades. En el entorno tenemos una zona de arena que emula a una playa y otra muy amplia de césped con merendero. Cuenta con una vegetación abundante de ribera que permite gozar se numerosas sombras. No está vigilada, pero posee baños y vestuarios.
Foios, localidad cercana a Navasfrías y famosa por los encierros y por el cabrito y bacalao de su restaurante El Dorado, también cuenta con una pequeña y coqueta piscina natural. Aprovecha las aguas del río Coa, que precisamente nace en sus inmediaciones. No está vigilada, pero posee una amplia superficie de sombras para relajarse.
Más desconocida, pero también de gran belleza, la playa fluvial de Badamalos en el río Coa ofrece un baño más salvaje y auténtico. El problema es que en los últimos años se encuentra en un estado de progresivo abandono, lo que ha provocado que crezcan bastante maleza a su alrededor.
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