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Martes, 12 de noviembre 2019, 20:25
Fue su único salvoconducto. El milagro en forma de puente que salvó el pellejo a cientos de soldados franceses. Otros murieron, pero las escarpadas Arribes del Águeda se hubieran llevado la vida de todos si esta construcción no llega a aparecer en su camino. Era el año 1811 y los galos escapaban de tierras portuguesas después de la caída de Almeida. Los ingleses fueron tras ellos apoyados por los lusos, y su único salvavidas era internarse en tierras españolas donde también nosotros estábamos librando la cruenta batalla contra el invasor en la conocida como Guerra de la Independencia. Una vez que llegaron a Puerto Seguro, comenzaron un vertiginoso descenso por el cañón que el Águeda hace antes de encaminarse a su desembocadura en el Duero. Uno de los parajes más bellos y desconocidos de la provincia Salamanca. A pie de río, cuando todo parecía perdido, encontraron un puente granítico que les permitió el paso hasta San Felices de los Gallegos. Hoy, en honor de aquel episodio, se le conoce como el puente de los Franceses.
Cuando hablamos de arribes nuestra mente se encamina de inmediato al Duero. El cañón que forma el gran río a su paso por las provincias de Zamora y Salamanca en ‘la Raya’ hispanolusa es uno de los paisajes más espectaculares que se pueden ver en la península ibérica. Pero este fenómeno geológico no es exclusivo del Duero. Algunos de sus afluentes lo intentan emular. Es el caso del Huebra, el Uces y el Águeda. Este último nos regala un escenario agreste, repleto de riscos y abruptos senderos en los que sobrevuela el buitre leonado. Uno de los pocos pasos que se atreven a salvar semejante terreno es el puente de los Franceses. El épico paso del ejército napoleónico en 1811 es hoy parte de la historia. Por este puente, reconstruido en 1844 después de las heridas que sufrió en la Guerra de la Independencia, ya sólo pasan senderistas. Forma parte del sendero de gran recorrido GR 14.1, una variante de la Senda del Duero que recorrer las Arribes del Águeda desde la localidad portuguesa de Escarigo hasta su desembocadura en el Duero junto al muelle de Vega Terrón.
El paseo por el puente de los Franceses nos da una lección de historia y nos brinda una extraordinaria jornada en la naturaleza. Podemos iniciar la ruta en San Felices de los Gallegos, de donde salimos por un camino rodeados de olivos y encinas hasta comenzar la bajada al río Águeda. Una vez en el puente, es obligado hacer un alto en el camino. Allí veremos la pequeña central hidroeléctrica que se construyó en 1905 y que presume de ser la más antigua de toda Salamanca. Junto a ella, la casa de los carabineros que controlaban el paso por el puente, especialmente en la época del estraperlo. La ruta continúa para comenzar la subida hasta Puerto Seguro. Solo tendremos que echar la vista hacia atrás y disfrutar de las mejores panorámicas del puente. Casi sin darnos cuenta, y a pesar de la dura subida, llegaremos hasta Puerto Seguro. Podremos continuar rumbo a La Bouza y a la frontera portuguesa, pero no olvidemos que tenemos que regresar por el mismo camino. Hay que reservar fuerzas.
Una vez que hayamos regresado a San Felices de los Gallegos visitaremos su castillo, el museo del aceite y el interesante Centro de Interpretación de la Cantería.
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