Una vida entregada al toro

Todo giró en torno a Javier Castaño en la penúltima lección de una carrera que ya otea la despedida. El descanso del guerrero está a solo un paso, treinta años después de entrar por primera vez en la Escuela taurina de Salamanca. Este viernes, a las puertas de la campaña de su adiós se le tributó un homenaje en la jornada inaugural de la cuarta edición de MasterClass Toros Javier Lorenzo, en el que el principal protagonista de la velada cautivó a un auditorio con una apasionante historia de superación. En la plaza y en la vida. A su reclamo se dieron cita casi quinientas personas que se rindieron a quien, además hoy ostenta el privilegio bien ganado de ser el cuarto salmantino que más toreó en la historia, tras la terna de oro de esta tierra: El Viti, Capea y Robles.

Casi 400 paseíllos como matador de alternativa. El héroe del alma de acero, el torero que entregó su vida al toro sin reservas, y cuya carrera fue una montaña rusa a la que aún le falta ascender la última cima: fue novillero figura en el cambio de siglo, tomó la alternativa en 2001, estuvo en las ferias, desapareció de ellas, recuperó su sitio y firmó de 2012 a 2015 su esplendor, en 2016 superó un cáncer de testículos y reapareció de manera heroica e histórica en La Maestranza ante miuras. De ahí en adelante se encontró con la insensibilidad y la injusticia del toreo. Ha sido una carrera «dura» apuntó Javier Castaño, «llena de sacrificio, responsabilidad y, sobre todo, constancia». Ahí marcó una de las claves de su vida: «He tratado de dar la cara siempre. Eso me deja tranquilo». Javier Castaño aseguró que le gustaría que le recordaran como un «buen torero». Tres décadas de una vida de 44 en la que reconoció que, cuando entró por primera vez en la Escuela, no imaginaba lograr tanto: «Ni en mis mejores sueños. Lo que pasa es que en esta profesión siempre uno quiere más». Dentro de ese compromiso le queda el último examen, la última imagen delante del público, que es la que más marca y la que queda: «Me preocupa mucho dejar un buen recuerdo, independientemente del número de paseíllos que sean. Esa responsabilidad quiero que sea hasta el final y disfrutar de la profesión hasta el último segundo».

Esas fueron algunas de las claves que desgranó Javier Castaño en el estreno de MasterClass Toros, el curso para aficionados, lanzado por el Ayuntamiento de Salamanca para difundir y promocionar la tauromaquia de una manera didáctica, que se celebrará en el Museo taurino los sábados de febrero, marzo y abril y que agotó por cuarto año consecutivo las cuarenta plazas ofertadas. El acto lo abrió al poeta y escritora Isabel Bernardo que hizo una apasionada defensa de MasterClass Toros, al que definió como «un programa didáctico-taurino sobresaliente, innovador, exitoso, que ha sido objeto de enorme interés mucho más allá de nuestras fronteras y que no ha necesitado mucho tiempo para convertirse en marca», para sintetizarlo en tres palabras: «conocimiento, entusiasmo y relaciones humanas».

El acto, en el que Javier Lorenzo además de entrevistar en directo a Javier Castaño hizo un repaso a los hitos y a las cifras de la carrera del diestro, contó con la intervención de María Fraile, joven ganadera de José Enrique Fraile de Valdefresno, que asume el futuro y el compromiso con la tauromaquia: «Difundir la fiesta siempre es una gran noticia, esa es una tarea de todos los que lo amamos al toro».

La jornada inaugural de MasterClass Toros la cerró Carmen Seguín, concejala de Tradiciones del Ayuntamiento. «Al toreo le faltaba una iniciativa que fuera un paso más allá y cubriera ese déficit de divulgación y promoción. Ese hueco lo ha llenado y con creces MasterClass Toros, que cada año cuenta con más alumnos», apuntó Seguín, antes de elogiar la figura de Javier Castaño: «Un ejemplo impecable de los valores que representan los toreros: valentía, coraje, capacidad de superación, entrega y dedicación».

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