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Seis encastes ganaderos, seis hechuras y seis comportamientos. Cada uno con sus defectos y virtudes, casi todos tuvieron algo que decir. Diosleguarde toreó francamente bien de capa al santacoloma de Raso del Portillo, que tuvo nobleza desde el principio aunque nunca completó las embestidas. El salmantino le esperó siempre con la muleta retrasada para aprovechar ese medio recorrido en trasteo serio, solvente y con oficio que cerró de contundente estocada. La vuelta al ruedo al novillo resultó un despropósito sin argumentos sensatos. El de Castillejo buscó excusas para no acudir a la segunda vara; agarrado al piso le costó desplazarse y tomó la muleta a regañadientes. Diosleguarde trató de cuidarlo y no exigirle, en intentos vanos.
Con la decisión de la vuelta al primero, el palco se metió en un compromiso a la hora de premiar al gran novillo de José Enrique Fraile de Valdefresno que, castigado con medida en el caballo, fue pronto, tuvo recorrido y una excelente calidad. Se creció a la exigencia y fue potenciando sus muchas virtudes a medida que avanzaba la faena en la que derrochó bondad dentro de un fondo excelso. Resultó un novillo de categoría al que Guillermo García le hizo una faena técnicamente perfecta pero sin calar en el tendido. Se atascó con la espada; y el presidente no valoró la excelencia del novillo, puede que por no ser cárdeno, que debe de ayudar en la concesión del pañuelo azul. El palco quedó retratado demasiado pronto. Derribó con estrépito al caballo el de Galache que antes de la segunda vara se llevó por delante a un monosabio; luego empujó con la cara alta. En la muleta humilló con categoría y embistió con nobleza, pese a costarle repetir fue para gozarlo. Los dos lotes de Guillermo García, los de ayer más los dos de Guijuelo, han sido de revolución. Apenas dejó huella.
Se arrancó de lejos, pronto y de largo en el caballo el novillo de El Pilar. Más justo de fuerzas, cambió la intensidad de la que careció por exquisita bondad que se descifraba a base del temple y la suavidad de los engaños; le faltó humillar más. Valentín Hoyos, todo actitud, le firmó una faena pulcra en la que lo dio todo desde el inicio a porta gayola hasta los desplantes y alardes finales. Cerró el festejo un precioso novillo de José Cruz, que peleó con categoría en el caballo, aunque en la muleta acusó el segundo encuentro, el torero de La Alberca buscó el temple para administrarlo en faena en un palmo que fue a menos. La vara de medir con Valentin Hoyos volvió a dejar en evidencia a un palco sin criterio ni justicia.
TORO (ZAMORA): Media entrada en tarde soleada y de sofocante calor.
NOVILLOS DE RASO DEL PORTILLO, noble pero con corto recorrido, ‘Tela’, 5, cárdeno, premiado con la vuelta al ruedo; JOSÉ ENRIQUE FRAILE DE VALDEFRESNO, noble y de excelente calidad, con recorrido y repetición; EL PILAR, noble; CASTILLEJO DE HUEBRA, aplomado y deslucido; FRANCISCO GALACHE, noble y de gran calidad, le faltó repetición; y JOSÉ CRUZ, noble pero a menos.
MANUEL DIOSLEGUARDE (grana y oro)
Estocada (dos orejas); y estocada trasera (oreja).
GUILLERMO GARCÍA (grosella y oro)
Dos pinchazos hondos (oreja); dos pinchazos y bajonazo (saludos tras aviso).
VALENTIN HOYOS (frambuesa y oro)
Estocada (dos orejas); y pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras petición).
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