LA GLORIETA Menos de media entrada en los tendidos. Nubes y lluvia intermitente en los dos primeros toros. Frio
GANADERÍA 6 toros de a García Jiménez, a la defensiva el emotivo 1º que se apagó pronto; emotivo y repetidor el 2º; flojo y protestado el 3º, que fue a más y mejor en la muleta; excelente el 4º, Caramelo de nombre, que fue premiado con la vuelta al ruedo; noble el 5º; costoso y de seca embestida el 6º
DIESTROS
Sebastián Castella. Marino y oro Estocada casi entera (ovación); soberbia estocada (dos orejas tras aviso). Salió a hombros
Manzanares. Sangre de toro y oro Estocada casi entera contundente (oreja); y estocada trasera y defectuosa (silencio)
Tomás Rufo. Azul soraya y plata Sustituto de Morante de la PueblaEstocada baja y tres descabellos (saludos tras aviso); y estocada (silencio tras aviso)
Un caramelo interminable. Para relamerse. Para disfrutar y paladear. El gusto y el toreo. Las dos cosas. Si lo hizo Castella, la plaza apenas se enteró, porque amontonó muletazos sin apenas decir nada y no fue hasta la emoción de un pase menor, como son las manoletinas, cuando reaccionaron. Fue el epílogo donde, de repente, el público se levantó como un resorte. Después se perfiló en corto, montó la espada, se tiró recto como una vela y enterró una estocada en lo alto hasta los gavilanes. Fue lo de más verdad de su actuación, junto a un inicio de faena al toro que rompió la tarde que también se quedó en agua de borrajas.
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Aquella estocada a caramelo fue uno de los pasajes caros. Como buen toro bravo, el de Matilla vendió cara su muerte. La agonía fue bella, por cómo se defendió y por cómo defendió su vida. Ese tiempo de resistencia sirvió para poner aún más en valor la señera y distinguida condición del astado. Empezó a rumorearse por los tendidos la petición del pañuelo azul. Salieron los dos primeros blancos para premiar a Le Coq, luego el de la vuelta al ruedo al toro. Si por méritos hubiera sido debería de haber aparecido al revés. ¿Los honores? Para el toro. En el recuerdo queda su alegría, su entrega y su prontitud. La forma de rebozarse en las embestidas. La manera de colocar la cara. No fue el torrente de embestidas de Madrileño, el Vellosino lidiado el domingo, sino un superclase que conquistó a todos por la vía de la elegancia.
La entrega de Caramelo había ido superlativa en casi todo, casi porque solo le faltó la entrega y el empuje en el caballo, en el que ese examen fue un trámite ya que Manuel José Bernal apenas señaló en lo alto. No había llegado a su jurisdicción y ya había levantado el palo. La sangre no sirvió ni para un análisis. Antes Castella había firmado un largo saludo de capa en el que ya paladeó las embestidas rítmicas y la dulzura de Caramelo; a la verónica se fue hasta los medios y allí encadenó por chicuelinas para alegrar el pasaje. Tan claro lo vio el francés que, marchados los caballos, volvió a pedir el capote a su mozo de espadas y, solo en los medios, se fue a quitar esta vez por altaneras —la suerte que surge de la mezcla intercalada de chicuelinas y tafalleras— ligadas después a las caleserinas. Todo ese fuego de artificio se fundió en una media verónica al ralentí, en la que el toro se enroscó de forma superlativa al cuerpo de Castella.
Hasta ahí iban igualados a los puntos ambos contendientes. Incluso en la tanda de apertura, hierático el torero, impávido, con una tremenda solemnidad, se lo pasó por alto atalonado y clavado al suelo. El dominio fue absoluto. De ahí en adelante, Castella no aguantó el derramaje del toro. No perdió la compostura, desde luego; pero Caramelo se alzó al olimpo de los elegidos para clavarse en la retina de los catadores de la bravura en un viaje eterno. Castella no. Fue un toro de los que invitan a torear.
El otro pasaje de nota de la función también fue efímero. El inicio de faena de Manzanares al segundo, un Boticario que se le terminó atragantando. Esa apertura resultó una delicia. Los muletazos con la pierna de salida flexionada, cortos y poderosos, mandones, arrogantes; erguido el torero se cambió en varios pasajes la muleta de manos con un compás exquisito y, ligado todo, lo abrochó con un pase de pecho eterno y rematado al hombro contrario que resultó bellísimo. Ahí se terminó todo, porque luego tanto quiso calibrar la nobleza y bondad de su oponente que se le escurrió entre las manos entre tanta línea sin destino. Perdida su contundencia con la espada, a este lo tumbó con autoridad y de ahí brotó el trofeo que le pusieron entre las manos. Aburrió de manera soberana con Almendrito, el quinto, con un excelente pitón derecho. Tanto fue así que en ese desierto de emociones recibió los pitos del respetable, cansado de tantos mantazos.
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Verdiales, el tercero, fue muy protestado en los primeros compases, sobre todo cuando se derrumbó debajo del peto de Manuel Sayago. Lo mantuvo el presidente pese a las protestas que siguieron durante la lidia, donde manseó más que flojeó. Se fue arriba en la faena y, aunque escarbador, embistió con codicia y entregado, con nobleza. Rufo lo trató siempre con mimo al principio, con pausas entre las series, el toro se vino arriba y aplacó todas las protestas con un juego más que interesante. La faena no terminó de romper ni de conectar. El sexto, costoso y seco en la embestida, pesó demasiado con la tarde ya vencida. Faltó resolución. Matilla reinó en La Glorieta, con un encierro espléndido donde Caramelo se erigió en el gran protagonista de la tarde, lo será también de la Feria; derrochando una bravura de las que dejan huella. Lo contrario que les pasó a los toreros.
6
Agustín Romero (Picador)
6
Manuel José Bernal (Picador)
5
José Chacón (Banderillero)
6
Rafael Biotti (Banderillero)
6
Luis Blázquez (Banderillero)
6
LO MEJOR
Quite al 4 y la estocada al 4º
LO PEOR
Demasiados muletazos diciendo poco en la faena al 4º
4
Francisco María (Picador)
4
Óscar Bernal (Picador)
5
Diego Vicente (Banderillero)
5
Abraham Neiro «Algabeño» (Banderillero)
5
Luis Cebadero (Banderillero)
5
LO MEJOR
El inicio de faena al 2º de la tarde. Y la estocada
LO PEOR
No terminó de darle continuidad a la faena del 2ª. Espeso con el 5º
5
Manuel Sayago (Picador)
S/C
Manuel Jesús Espartaco (Picador)
5
Sergio Blasco (Banderillero)
6
Andrés Revuelta (Banderillero)
5
Fernando Sánchez (Banderillero)
7
LO MEJOR
La disposición para no dejar pasar la tarde en blanco
LO PEOR
El lote deslucido y costoso que tuvo en frente
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