Peregrinación de toreros a Alba de Tormes en busca del amparo de la Santa

Se pusieron el chándal y las zapatillas de deportes y se lanzaron a la marcha para honrar y venerar a la Santa. Veintiún kilómetros desde Salamanca a Alba de Tormes, a través de caminos, a la vera de las encinas y serpenteando la planicie que lleva desde la capital hasta la villa ducal, a la misma vera del río Tormes. Los toreros en busca de la protección de Santa Teresa. Hacía más de un siglo que los vecinos de Alba de Tormes no podían contemplar la urna de plata vacía del siglo XVIII, que custodia el cuerpo de Santa Teresa de Jesús dentro del sepulcro situado en el camarín alto de la Basílica de la Anunciación de las Madres Carmelitas. Se abrió el domingo y así permanecerá hasta este domingo. Antes, el lunes, aprovechando este momento histórico, los toreros se fueron en su búsqueda. No solo para satisfacer la curiosidad sino para cumplir la promesa de ir caminando hasta allí desde Salamanca y honrar a la Santa. Los Norte al frente, Julio que debutará con picadores en el inminente mes de abril (el día 13 en Garlin, Francia) y se ha convertido en la nueva ilusión de la cantera charra después de su arrolladora campaña del año pasado, que fue el de su presentación en sociedad; su hermano Íñigo, que se estrena sin picadores el penúltimo día de marzo en Bellegarde, también en territorio galo. Y junto a ellos, la expedición la encabezó su apoderado Domingo López Chaves, y el padre de los toreros, Julio Norte, junto a gran parte de su cuadrilla: sus banderilleros Javier Gómez Pascual y Rubén Blázquez, además de su mozo de espadas, Manuel Alejandre, y varios amigos a fines a todos los toreros, como José Luis Valencia.

Los toreros llegaron a Alba de Tormes, escucharon misa en la iglesia de la Anunciación y allí dieron las gracias y se atrevieron a pedir protección para los toreros para esta temporada que acaba de comenzar y que está repleta de retos para los diestros salmantinos. De la mano del prior del Carmelo de Alba y la capital, Miguel Ángel González, accedieron al lugar sagrado de la villa ducal y pudieron observar la excepcional urna de plata que contiene habitualmente el cuerpo incorrupto de Santa Teresa de Jesús y que ahora está vacía, mientras los restos mortales de la Santa Andariega permanecen en una urna temporal custodiados en el interior del convento de clausura de las Madres Carmelitas en la villa ducal.

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