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SE hizo esperar diez minutos, como la novia que llega deslumbrante a la boda. Y allí apareció unas horas después de haber agitado el alma de La Glorieta. Rodeado de una indisimulada timidez, sintiéndose observado por todos los clientes del bar. Rápido empezaron las fotos, ... los autógrafos... No negó ni uno. Para todos hubo palabras de agradecimiento. Se desprende la sensación de estar ante un torero época. El más valiente de los artistas. El más genial de todos. El más puro. Un artista nuevo. Un genio siempre. Un torero distinto. En la plaza y fuera. Sujeta su imponente y negra caballera con la gomina que amansa el pelo. Camisa roja con flores y estampados con el primer botón desabrochado, bajo una americana de azul. Unos distinguidos y llamativos zapatos negros de punta y abiertos en el empeine, van atados con finos cordones. Un pantalón vaquero blanco respira los últimos segundos que le quedan a un verano que agoniza. Rápido se pondría a llover sobre Salamanca. Ríe el maestro cuando le digo que ayer nos despedimos del sol en Salamanca hasta marzo. Puede que con estas primeras lluvias hubieran roto las emociones contenidas y desatadas al mismo tiempo con el recuerdo de su memorable actuación ante los toros de Galache. No hicieron falta ni orejas ni puerta grande. Rápido enseña su sonrisa. Es un torero feliz. Sentía la fascinación de todos los que estaban a su alrededor. Todas las miradas se dirigían al héroe. Y a todas asentía con una tímida palabra, una sonrisa y un modesto gesto de gratitud. Morante de la Puebla (Sevilla; 2 de octubre de 1979). Una mesa vacía en la esquina del bar nos espera; de repente un biombo nos aísla. Un café solo para el maestro. Coge LA GACETA y pasa con asombro sus páginas: “Aquí se vive y siente el toreo como en ningún sitio”, espeta. Estamos cara a cara con el gran protagonista de la Feria. Con el nombre del año. El torero que ha vuelto a ilusionar.
–La tarde del domingo en La Glorieta, era la de más expectación y al final fue también la más intensa, ¿cómo la vivió?
–Venía muy motivado y muy preocupado porque había sido mi apuesta. La idea primitiva fue mía, creía que Salamanca era la plaza ideal lidiar una corrida de Galache por darle el romanticismo que es necesario en esto de las aficiones y las pasiones. Y me preocupaba porque es una ganadería que no se lidia normalmente y era una incógnita saber cómo iba a salir.
–¿Y qué le llamó la atención?
–De entrada me emocionó ver ese tipo de toro con esos pelajes y esa morfología en La Glorieta. Recuerdo que estando en la plaza veía al toro y, me decía a mí mismo como aficionado, ya con esto el que sea aficionado se debe de sentir recompensado. El pelaje, la forma de moverse por la plaza, cómo embestían con el capote aunque luego en la muleta ya no fueran tan boyantes... La forma de salir de chiqueros. Todo era una fuente de remover sentimientos. Eso por delante; luego ya los problemas que iban sucediendo me preocupaban cuando no servían, y me alegró ver a un gran toro como fue el sexto. Todos los toreros le teníamos mucha fe a ese toro y al final me alegró mucho por el ganadero. Hay ganaderos que están un poco abocados a la desaparición y mucha gente no se da cuenta que detrás de todo eso hay una vida entera. Una historia, muchas vivencias y mucho esfuerzo que a veces se tira al cubo de la basura. Yo veía a Paquito (Galache) y lo veía que estaba en una nube. Y solo por eso merecía hacer esa apuesta y ese esfuerzo.
–Su apuesta a una ganadería como la suya, decía Paco Galache en una entrevista en estas páginas que le daba oxígeno.
–Me has devuelto la ilusión, me dijo. Con esas palabras tan cortas se dice mucho... Es una ganadería con un gran fondo. A él le hubiera gustado de prepararla un poco más, pero la empresa le avisó demasiado tarde. La verdad es que como casi nadie creía en mi apuesta, todo el entorno taurino de la empresa no lo terminaba de ver claro. Yo desde el principio se lo dejé claro y le lancé un órdago: O mataba la de Galache o no toreaba en Salamanca, por darle el prestigio a la ganadería y también a la plaza. El toreo no dejemos de pensar que es historia y romanticismo. Creo que era la plaza ideal para que entendiera estas embestidas y la historia. Esta ganadería en otra plaza a lo mejor no la entienden. Aquí sí. Al final salió, pero todo salió un poco tarde, y tenía ese remordimiento y ese pesar. Le faltaba a la corrida haberla tenido más movida en el campo: Si yo la tenía ya lista para llevarla al matadero, me decía Paquito Galache, y como la empresa no se lo cerró hasta unos días entes de presentar la Feria, no se lo acababa de creer. Todo fue con poco tiempo para preparar un acontecimiento como era. Si la corrida hubiera estado más preparada se hubiese movido más en la muleta.
–¿Cómo se gestó todo?
–Yo solo conocía la ganadería por oídas, por vídeos, por imágenes... Pero, sobre todo, por oídas, me hablaban, esa ganadería que le gustaba ir a tentar a toreros mayores, a Manolete y alguno más para acá, El Viti, Palomo, El Cordobés se peleaban por ella. Entonces, yo que soy un amante de la historia, pensaba en qué podía hace con ella. Y me preguntaba, ¿dónde se puede lidiar algo que no sea tan serio? Me preguntaba. Un festival o algo así. Y Pedro (mi amigo y mi apoderado) fue el que me dijo lo de Ciudad Rodrigo. Mira ese es el sitio ideal, le contesté. Lidiamos allí el festival sin conocer a Paco de nada, ni siquiera haber ido jamás a tentar a su casa. Después de eso ya pensamos en alguna corrida. Pero llegó la pandemia y todo el lío este. Y ahora cuando pensamos lo de Salamanca, pensé que había que darle un revulsivo al aficionado, para que la gente hable de toros. Había algo de apuesta, algo difícil y distinto, pero era clave que la gente lo entendiera. Le pregunté a Alberto Encinas, que es quien me ve los toros, y le dije que preguntara a Galache a ver si tenía. Y como había, pues así arrancó todo. La pena es que, desde que se lo dije a la empresa, hasta que se confirmó y lo cerraron con el ganadero, pasó un tiempo precioso que hubiera sido de oro para llegar con la corrida mejor preparada. Al final, todo ha sido demasiado rápido y demasiado intenso. Eso sí, ha sido un gusto que haya podido salir bien.
–Se demuestra que la tauromaquia es algo más que lo que hemos vivido en los últimos años, en los que se ha privado a la afición de la variedad del toro bravo.
–El trapío, los kilos, tanto cuerno... hizo que muchas ganaderías de quedaran atrás porque su morfología no se lo permitía. El encaste que más y mejor se adaptó ha sido el Domecq. Esa es la realidad. La báscula y el trapío ha ido en detrimento suyo. Y se quedaron en el olvido. Tienen buen fondo pero hace falta afición, dedicación para seguir adelante. Por eso hay que premiar ese esfuerzo. Y también hacerlo en sitios donde se entienda.
–¿Cuándo y por qué cambia ese rumbo en el planteamiento de la temporada? ¿No cree que antes de ese aburrimiento del mismo toro del que habló usted antes del verano también lo podían tener los aficionados mucho antes?
–Es verdad. Hay sitios, no tan importantes que se pueden lidiar otros encastes. Lidiar un encaste raro en una plaza grande es más muy difícil y lo más normal es que hoy no salga bien. Pero es cierto que veía y notaba que a la sociedad le faltaba discutir de toros. Y lo primero que hice fue apuntarme a la de Miura en Sevilla... me gustaba y me gusta que digan unos si puedo, otros que no, otros no se qué... Que se genere esa polémica y se demuestre que el toreo está vivo. Y que se indague, hable, discuta, es lo que más echo en falta y lo que más busco. Por eso ha sido. Claro está que no es fácil aguantar ahí, lleva gran presión. Lo del Puerto no salió bien, era lo normal, porque es una ganadería complicada. Pero bueno, la apuesta estaba ahí, se habló, se discutió de toros, y con todo aquello me sentí satisfecho...
–Eso fue lo importante, que se generó ilusión, luego embestiría o no, y se habló de toros durante muchos días antes del paseíllo...
–Ahí es. Se lo decía la noche antes a Pedrito, a Pedro: Mañana va a haber un problema porque la gente viene tan ilusionada y va a ser difícil que se vaya contenta... Lo que es, es lo que es. Y no sé, si están preparados para ver lo que va a salir. Se lo decía por la ilusión que veía en la gente. Y aquello ya me recompensaba. Qué difícil es ilusionar al aficionado. Y aquel día se ilusionó, lo quería ver, se desplazó mucha gente a El Puerto. Y eso, con todos los problemas que tenemos hoy en día con la mierda esta del covid y su puta madre. No olvides que el toreo es una fiesta. A la fiesta del toro le hace falta fiesta. Y estamos manteniendo esto sin fiesta alrededor. Y eso es muy difícil. Yo estoy sufriendo mucho, vas a los sitios y uno le gusta que la gente se sienta partícipe de la fiesta, poder abrazarme con los aficionados, invitar a cenar, a esto, a lo otro. Y todo eso está muerto. Llega un momento que ¡pummm! Se para, se corta. El mérito y la fuerza que tiene el toro que incluso sin fiesta la gente sigue yendo a las plazas. Me ha tocado esto y hay que hacer algo; y eso es ilusionar.
–¿Cómo está siendo esta aventura de verse por primera vez ante un abanico de diferentes encastes?
–Falta la de Miura (Risas). Esa es la guinda. Estoy comprometido y sinceramente también estoy sufriendo. El toro no sabe lo que es un... sale y hay que torearlo y hay que mantener la expectativa y eso no siempre es fácil ni es posible. La tauromaquia es muy amplia, hemos intentado buscar ganaderías y plazas para sorprender e ilusionar. Soy muy exigente conmigo mismo, es una temporada que estoy viviendo con mucha satisfacción, pero quizá no con tanta alegría. Es mucha la expectativa, las exigencias y cuando termino la corrida y me siento bien por dentro, pero mañana hay que seguir ilusionando. Es algo que quizá otras temporadas en las que no he sido tan protagonista me podía tapar un poco en las tardes en las que no había suerte. En esta no. Siento un foco grande y eso crea un estado de ansiedad; pero cuando uno quiere hacer cosas y encima a la vez salen bien, como fue el caso de Salamanca, la satisfacción es doble.
–¿En esta aventura con esta nueva línea, ¿se siente solo? ¿Esperaba el apoyo de los compañeros?
–Bueno, aquí toreó El Juli, y se lo agradezco enormemente, no lo hice personalmente, pero lo hago aquí ahora públicamente. Me gustó que se apuntara; porque es verdad que muchas veces quieres torear algo más distinto, y te quedas un poco solo.
–Otra de sus apuestas fue la de Alejandro Marcos...
–Creo que el toreo y la fiesta y Salamanca, en este caso, necesita ilusiones, savia nueva y Alejandro la trae. Siempre aposté por él a la empresa, creo que es un torero que tiene buenas condiciones, es nuevo e ilusiona Y así se lo hice saber...
–¿Esta apuesta la va a mantener en años venideros?
–Eso es lo malo (risas). Lo comento con Pedro y le digo: ¡Hay que ver en el lío que nos hemos metido, A ver como salimos de aquí! Me gusta, me motiva y yo necesito la motivación. Me gustaría lanzar ese mensaje que hay más ganaderías que las que matamos, que están sufriendo y necesitan darle una oportunidad para reflotar.
–Salamanca siempre tuvo debilidad por Morante desde aquel 2005 con los toros de El Pilar; pero apenas tuvo suerte en esta plaza. ¿Qué tiene Salamanca?
––Cada plaza tiene su idiosincrasia y su personalidad. Salamanca es de las que más. Es una ciudad muy taurina, muchas ganaderías y que se vive mucho el toreo en la calle. Ya mucho más que Sevilla. Salamanca huele más a tierra, en Sevilla el asfalto va tapando los poros del terruño. Salamanca siempre me ha causado mucho respeto siempre, mucha emoción. Luego sale el toro y la verdad es que no he tenido una suerte continuada, ha costado que saliera un triunfo importante. Sigue siendo una plaza donde quiero dejar plasmado mi toreo porque se que perdurará.
–¿Cree que la afición valora lo que está haciendo?
–¡Claro! mira como estaba la plaza. Eso te reconforta.
–Ahora le van a seguir pidiendo eso, el aficionado es inconformista y siempre pedimos y más... ¿Es consciente de esa exigencia?
–Sí, y lo voy a seguir haciendo. No es fácil; porque no se trata de torear ganaderías toristas. Es otra cosa. Es darle variedad con un sentido. Depende de la plaza, del lugar. Y darle un renacimiento a ganaderías. Que renazcan viejas semillas. Para eso hay que regarlas un poquito, para que no se sequen.
–Este año es líder del escalafón. Y ahí sorprende verle en pueblos, El Casar, Montehermoso... ¿Ese el sitio de Morante?
–Todo tiene su historia, por ejemplo en El Casar, hacía empresa Carmelo, es un hombre luchador y trabajador, entregado al toro. Me pidió el favor, porque el ayuntamiento quería que fuera. Hay veces que no se puede decir que no. Y lo que sí es verdad es que me quieren contratar y me cuesta decirle que no a algunos empresarios que se lo merecen. Es la savia nueva, y si uno no anima un poco y no ayuda, no crece.
–El toreo se ha desligado de la sociedad, los toreros han dejado de ser referentes sociales y, aunque Morante no es el caso, pasan desapercibidos por la calle. ¿Por qué hemos llegado ahí?
–Porque las televisiones han llevado a eso. Son todas teles progres y la televisión es la que manda en el sentido social, que te conozcan, que te valoren. Hoy en TVE, por supuesto, no veras un torero. Y todo eso hace que nos sintamos un poco apartados, desahuciados, de la vida social publica. Todo esto puede cambiar en cualquier momento. Lo importante es que se llenen las plazas, como estaba Salamanca, que los aficionados aguanten este envite globalista mundial, que viene por detrás queriendo atacar las identidades de los lugares, a las tradiciones. Es algo que no podemos consentir, creo que en cualquier momento todo cambia y volveremos a ser lo que fuimos.
–¿Podrán los antitaurinos con la fuerza del toreo?
–Más que los antitaurinos son los lobbys antitaurinos, los lobbys de las televisiones. Mira, el otro día salto a la plaza un anti en Navalcarnero. Había uno dentro de una plaza llena de aficionados. Es una pequeña minoría, pero está tan bien sufragada económicamente que parece que son muchos. Cada uno puede tener sus pensamientos, pero el toreo pertenece a nuestra historia, a nuestra cultura, a nuestra identidad. Y si nos atacan por ahí, que el toreo es la punta de lanza, acabaran con todo vestigio que huela a España. En Cataluña acabaron con los toros pero no por ser anti taurino, sino porque no querían oler a España. Y así siguen, y todo este tipo de lobby, como tienen las televisiones, es difícil de que un torero se vea resaltado.
–Que fuerza no tendrá el toreo, que resiste... Y con todos los líos internos y ataques externos. ¿Seguirá resistiendo?
–¡Sí! Así es, resiste. La prueba es que este virus está poniendo a prueba a muchas cosas, el toreo es una de ellas. Lo que es la Fiesta de los toros, aunque se hayan quitado la fiesta y todo lo que la rodea y la adorna, se siguen manteniendo la esencia de lo que sucede. Y eso es muy difícil, señal de que hay una afición con salud que resiste y que no se doblega ante tanta manipulación externa.
–Usted se ha significado políticamente con Vox, ¿es bueno que el toreo entre en política?
–En democracia todo es política. Nunca jamás podría pensar en pertenecer a ningún partido. Para los que tenemos cierta edad, siempre nos hemos sentido protegidos por las administraciones, por los políticos... pero cuando ya hay un ataque frontal, cuando hay un partido, que lo quiere prohibir ya está politizado. Ahí no hay más remedio que acogerse a otro partido que contraataque. Si no, estamos perdidos. Ante un ataque, tiene que haber otro ataque. Por eso me he significado tanto con Vox, porque me siento representado con esa lucha cultural que llevan hacia adelante.
–¿Por qué está tan desunido el toreo y por qué no se quiere unir al menos para defendernos del resto?
–Es que uno a veces piensa, para qué te va a unir...
–Para defendernos, para ser un bloque fuerte ante las injusticias, para defender el toreo...
–Porque salgas a la calle no vas a arreglar nada. Que más le da un tío de Podemos que tú sagas a la calle a manifestarte. Lo que hace falta es un partido o políticos que te defiendan y punto. Ya está uno harto. Como cuando con ETA se ponían velas y velas, y más velas... Y venga muertos. ¿Para qué tanta vela? ¿Qué hace la vela? Eso no hace nada. Las manifestaciones taurinas, ¿de qué sirven? Lo que hace falta es gente sin complejos que mire por tus intereses, que son los intereses de la tradición de un pueblo. Ya no hablamos de política nacional, económica... A nivel de que respeten tu derecho a pertenecer, a lo que perteneció tu padre, tus abuelos, tus bisabuelo. Y puedas vivir lo que vivieron ellos. Y eso no se hace con manifestaciones, se hace con un voto. Por eso estamos en democracia... Y unos dicen, no te puedes significar, y les contesto que sí, porque hay otro partido que lo quieren prohibir. ¿Qué hago? ¿Me dejo matar? Con esto no quiero decir que los toreros se tengan que significar, para nada. Al revés. Me gusta que los toreros se mantengan al margen. Si alguien tiene que ser damnificado, ese que sea yo (y ahí ralentiza las palabras). Sin mí esto continúa, si fallan todos no. Entonces me da igual. Sí quería marcar una dirección y decir: Señores, que nos están matando, daros cuenta. Y esa ha sido mi aportación.
–¿Ve Morante cercano el final de su carrera, vislumbra ya una retirada o se ve toreando mucho tiempo?
–Sí, no va a ser fácil de mantenerme mucho tiempo. Cuando empezaba no imaginaba que durara y estuviera tantos años, pasaba mucho miedo, y lo sigo pasando. Y siempre decía, dos años más. Te vas poniendo una meta corta, y luego te pones otra... Pero veo que esa la meta, por las leyes de la naturaleza, tiene que ir aminorando. Entonces, veo que el retiro está más cerca que lejos. De momento, físicamente me encuentro bien, soy capaz de ilusionar y de estar a la altura de unas circunstancias difíciles.
Morante habla del futuro de la Fiesta de los toros y deja abierta una ventana abierta a la tauromaquia. ¿Tiene futuro el toreo? Le pregunto al maestro, que contesta, con ejemplos: “Si miras la plaza y ves como estaba de llena La Glorieta el domingo, es evidente que te tengo que decir que sí. Si ves la televisión al día siguiente te diré que no... (Risas)”. Incide con ironía a la hora de lanzar su crítica al tratamiento que le dan en la televisión pública a la Tauromaquia. Y como me deja el toro en suerte, le pongo la muleta: Sin embargo, si coge LA GACETA, que tiene delante y que recoge su actuación el día antes en La Glorieta, me dirá que sí tiene el futuro el toreo: “Por supuesto, ahí sí le veo vida y futuro al toreo. Además, me encanta verlo. LA GACETA es un periódico que apuesta sin reservas y sin complejos por la tauromaquia, y mantiene, no solo en la Feria, sino durante todo el año la información taurina. Y eso es una joya que ya no existe ni en Sevilla. Allí un poco, pero no es comparable. En Salamanca da alegría ver el periódico y ver una noticia, y otra... y otra. Es un periódico que lo veo cercano al pueblo. Es la realidad de lo que pasa aquí, no es la realidad de lo que pasa en Manhattan. Es lo que pasa aquí y aquí se vive el toreo como en ningún sitio. Y yo desde aquí me gustaría agradeceros la gran cobertura que se le da a la tauromaquia y seguir también ilusionándome cada vez que vengo a Salamanca y compro el periódico”, puntualiza el maestro.
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