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Manuel Diosleguarde se da un festín en Cantalpino y corta dos rabos

Un rabo logró Pedro Gutiérrez Lorenzo y otro Duarte Fernandes del noble y bondadoso encierro de Capea

Domingo, 15 de agosto 2021, 02:44

La tarde poco a poco se fue convirtiendo en una fiesta de los Capea y en ella se coló a última hora Manuel Diosleguarde con una meritoria e intensa faena al sexto, un novillo que tuvo seriedad e importancia en todo lo que hizo y al que se impuso con autoridad, mando y dominio en los primeros compases, ajustado, ceñido y tirando muy largo de las embestidas de su antagonista para terminar metiéndose en sus terrenos en las postrimerías en un arrimón de mérito. Ahí, y en el quinto, brotaron los momentos más intensos y meritorios en Cantalpino, que acogía la segunda corrida de toros de su historia, en un festejo que arrancó con un sofocante calor de casi 40 grados y que se abrochó, con la noche ya vencida, tras casi tres horas.

Antes, porque El Capea había firmado una labor de enorme mérito, por el pulso y por el temple con el que asentó y sostuvo la docilísima endeblez de su oponente, un toro de escasa presencia e insignificancia. Lo había toreado ya muy bien de capote a ese astado que ya le embistió con calidad de salida; se volteó de lo que humillaba tras el único encuentro con el caballo. Tuvo calidad, prontitud en los cites y nobleza, pero no podía con su alma y todo el mérito y tesón del torero fue intentar mantenerlo en pie durante toda la obra. Exquisito en el temple, aprovechó la bondad de su oponente sin forzarlo jamás y llevando siempre la muleta por las nubes. El fondo de calidad del toreo parecía inagotable. Lo entendió a la perfección y lo gozó como pocos en una faena larga en la que saboreó la almibarada embestida.

Nada más entrar en acción le endilgó un largo saludo capotero a la noble embestida del toro de Carmen Lorenzo, alto de cruz, suelto de carnes, preciosa lamina, cornilantero en sus romas defensas y engatillada cuerna. Desarrolló una gran calidad y nobleza en sus humilladas embestidas desde los primeros compases, por ambos pitones tras el brindis que realizó a sus hijos que, por primera vez, le veían torear de luces. Acometió al ralentí y tuvo compás y ritmo en sus viajes, de la cuarta tanda en adelante le costó repetir en las series y Capea lo toreó a placer, templado y sin sobresaltos. Administró el fondo sin apretarle y alternó las manos, empleándose más por la derecha y lo saboreó más al natural, para terminar por luquecinas en obra que agradó al respetable.

En su primera intervención, Manuel Diosleguarde se las vio con un novillo con hechura y apariencia de eral. De entrada, embistió con las manos por delante y le tropezó en el saludo. Con firmeza y temple lo atemperó en la muleta, asentado, seguro y firme, le faltó un punto más de compromiso para pasárselo más cerca en un trasteo bien estructurado e inteligente que había brindado a sus abuelos, en una barrera. El punto álgido llegó en el ecuador de la faena, una vez centrado, en una gran tanda de naturales donde el torete se entregó ya sin reservas. No se mantuvieron ahí ninguno de los dos, ninguna salió ya como esa, hasta el epílogo donde uno y otro, de nuevo en el tercio, se explayaron sin reservas. La contundencia con la espada enardeció a la parroquia.

El rejoneador Duarte Fernandes también se sumó a la fiesta, mejor y más redondo en su segunda actuación que en la primera. Dos rejones de castigo, uno se cayó al suelo y el otro lo enhebró al eral que rompió la función, que salió con movilidad, entrega y buen tranco y lo mantuvo así durante toda la lidia. Afanoso en banderillas, tuvo más voluntad que acierto, no siempre las dejó en lo alto de un becerrote que fue todo entrega, nobleza y prontitud. Mejor, más centrado y reunido se mostró el cavalheiro luso con el cuarto, ajustado en los quiebros y más certero a la hora de clavar. Su oponente todo lo que hizo fue con seriedad y fijeza.

LA FICHA

1 NOVILLO DE EL CAPEA (1º), noble y con buen tranco; y TOROS (2º y 5º) Y NOVILLOS (3º, 4º y 6º) DE CARMEN LORENZO; el 2º, Betunero, número 49 y del guarismo 16, noble y de gran calidad, fue premiado con la vuelta al ruedo; igual que el noble y más vibrante 3º, llamado Velero y marcado con el número 9; bravo el 4º; sin fuerza pero con desbordante nobleza el 5º; y bravo el emotivo 6º.

DUARTE FERNANDES

Sustituyó al rejoneador Sergio Pérez

Rejonazo trasero —dos orejas—; y rejonazo desprendido —dos orejas y rabo—.

EL CAPEA (carmesí y oro)

Estocada atravesada que hace guardia, estocada y descabello —dos orejas—; y pinchazo y estocada —dos orejas y rabo—.

MANUEL DIOSLEGUARDE (turquesa y oro)

Estocada casi entera sin puntilla —dos orejas y rabo—; y gran estocada —dos orejas y rabo—.

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