López Chaves: “Me llevo el cariño de la gente, ese es el mayor triunfo”

Con la voz pausada, como si saboreara cada una de las palabras, e incluso con un tono apagado, López Chaves ya transmite la melancolía del adiós. En apenas nueve días se vestirá por última vez de luces en su vida. Y fue contundente:

“Nunca se sabe en la vida de un torero, pero ya te digo que la mía, la del día 21, sí será mi última corrida de toros”, afirmó el diestro ledesmino en el homenaje que BMF —la empresa del coso de La Glorieta— le tributó en nombre de la afición de Salamanca. Unas trescientas personas arroparon a López Chaves en la céntrica plaza de Sexmeros, donde sintió el cariño de la gente y palpó la admiración de los aficionados: “Soy consciente de que mi carrera no ha sido de altos vuelos, pero sí noto el reconocimiento de los profesionales y de la afición”. Y ahí incidió al responder a la pregunta de la periodista Noelia López, al frente de la entrevista en directo: “Me llevo el cariño de la gente, ese es mi mayor triunfo”. Lo dice un torero, un hombre con 46 años recién cumplidos que ha tomado la decisión más dura y difícil en la vida de un torero. La de ponerle fecha y plaza a su retirada: “Es una decisión muy dura, y quería que fuera donde todo empezó”. Por eso dirá adiós en La Glorieta, donde se doctoró el 15 de septiembre de 1998 y ahí será donde haga su último paseíllo.

“En toda mi vida jamás se me pasó por la cabeza abandonar mi profesión, ni siquiera en los momentos más duros cuando no tenía contratos. En aquellos momentos, aunque se pasa mal, siempre quería luchar por sacar la cabeza”, puntualizó el torero que argumentó la decisión de su retirada: “La tomé el año pasado, en soledad, un día de toros en Francia. Al final de la temporada se lo comuniqué a mi familia. Por norma, mis carteles son de toros grandes e intenciones malas. Intento que en el ruedo no se note pero ya lo paso mal y me cuesta. El motor está quemado”, se sinceró ante un público embelesado con sus palabras.

López Chaves reconoció que la tarde del 11 de junio en Ledesma, donde se encerró con seis toros en solitario, que al final fueron siete, ante sus paisanos, ha sido uno de los festejos “más especiales” de toda su carrera.Y, de la misma manera, reconoció que él de niño no quería ser torero, pero al venirse a Salamanca a estudiar, con 14 años, para llenar el vacío que le dejaba estar lejos del campo y de su finca en la que se había criado se apuntó a la Escuela taurina de la capital y allí le absorbió todo los valores que implican ser torero y lo que allí se transmite y enseña. “La disciplina, la educación y los conocimientos”, enumeró: “Todo eso se aprende en el toro y te ayuda luego a caminar con dignidad por la vida”. Ahora tres décadas después está a punto de despedirse reconocido ya como uno de los toreros más destacados de la historia de esta tierra de donde se lleva la admiración y el cariño eterno de todos.

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