Jesús Yglesias en la vuelta al ruedo tras su triunfo en Miróbriga. J.L.

Jesús Yglesias, debut de nota en Miróbriga

Cortó las dos orejas al novillo de su estreno con picadores y salió a hombros junto a Cid de María que se llevó el mejor astado de Montalvo, que lidió dos novillos de gran interés

Javier Lorenzo

Ciudad Rodrigo

Lunes, 3 de marzo 2025, 19:45

LA FICHA

  • Tres cuartos de entrada en los tablaos en tarde lluviosa.

  • GANADERÍA 4 novillos de MONTALVO, encastado el 1º; noble y de excelente calidad el 2º, que tuvo duración y excelsas embestidas; aplomado y sin entrega el 3º; y noble el 4º.

  • DIESTROS

  • DIEGO BASTOS (añil y azabache) Estocada (oreja)

  • CID DE MARÍA (gris perla y oro) Estocada delantera (dos orejas)

  • JAVIER ZULUETA (frambuesa y oro) Estocada casi entera (oreja)

  • JESÚS YGLESIAS (celeste y oro) Debutaba con picadores. Estocada (dos orejas).

La novillada de Montalvo empezó con dos notas muy altas. Tuvo un utrero de excepción: el segundo, por la calidad almibarada de sus embestidas, por la clase, por la franqueza, por la longitud de sus viajes y, sobre todo, por la humillación y la entrega de principio a fin en un examen larguísimo. Todo eso tuvo duración sin disminuir la intensidad de ese torrente de virtudes. Fue un astado que invitaba a torear además sin apenas exigencia. El primero fue más bravo y encastado, el tercero tan aplomado y pesado apenas tuvo nada y el cuarto se quedó en una nobleza que tuvo que extraer a base de exposición.

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Cid de María disfrutó el del premio gordo pero le faltó arrebatarse y lanzarse antes con ese segundo que fue de lío; el experimentado Diego Bastos hizo un esfuerzo con el bravo que abrió plaza y Zulueta no tuvo opción. Los premios llegaron por la eficacia por la espada. Con ese prolegómeno debutó con picadores Jesús Yglesias, que le ganó pasos al primer utrero su vida con seguridad y firmeza en el saludo tomando el capote muy cerca de la esclavina y gustándose en media verónica de manos muy bajas.

La quietud de Jesús Yglesias en el quite con el capote a la espalda tras el puyazo fue una de las notas más caras de la tarde. Por la verdad, por la quietud y, sobre todo, por la cercanía con la que se pasó a su oponente. Saltaron chispas, con los pies sin mover un ápice. Una declaración de intenciones. Le brindó la faena a los tres profesores de la Escuela taurina de Salamanca en la que se formó (José Ignacio Sánchez, José Ramón Martín y Javier Martín). Y se plantó con seguridad, asiento y firmeza en las tres primeras series antes de que llegara una fea voltereta. Después, más remiso el de Montalvo, le costó más al torete, aunque Yglesias dio el paso adelante en busca de un triunfo bien ganado a base de la verdad más sincera. Suya fue la tarde, los momentos de más poso, mérito y entrega de la función. Por la firmeza y el asiento en todo lo que hizo, porque entendió muy bien al novillo y le buscó las vueltas para hacerse notar y llevarse el titular de la tarde. En las manoletinas finales se lo pasó igual de cerca que en el quite y la verdad y rectitud con la que se tiró a matar, saliendo otra vez prendido y volteado, le dio valor al premio como ninguno. Enterró la estocada en todo lo alto, cayó el astado a sus pies y el doble trofeo fue legítimo.

Diego Bastos saludó con una larga de rodillas al primero, a la que siguió un embraguetado saludo de manos bajas. Novillero veterano y experimentado. Saboroso fue el inicio de muleta, con genuflexos por abajo, intercalando y ligando trincheras y el de pecho. Encastado y codicioso, tuvo interés todo lo que hizo el novillo de Montalvo en la primera mitad de la faena, aunque redujo el recorrido pasado el ecuador cuando el torero se metió en cercanías. Ahí lo exprimió y exigió más aún pero dijo poco.

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El colorado segundo fue de excelsa condición. Tumbó con ligereza al caballo. Se gustó Cid de María por chicuelinas y remató con buena media en el quite. Noble y franco el Montalvo le embistió de principio a fin para que lo toreara a placer, con facilidad y sin apenas exigencia. Abrió por comprometidos cambiados por la espalda y le templó después con buen gusto. Embistió con una franqueza, nobleza y calidad superlativa por ambos pitones. Le costó conectar con el público y abrir la caja de los truenos. Fue una faena muy larga en la que apretó al final del trasteo en las dos series más redondas, una por cada pitón, antes de los adornos de rodillas y toreo de cercanías. El novillo de Montalvo, jamás se aburrió de embestir. Se le pidió la vuelta al ruedo pero el palco no lo entendió así.

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El tercero salió remiso, al paso y emplazado. Le quitaron las penas en duro puyazo, pero ni aflojó ni despertó, llegó a la muleta tardo aunque con nobleza, tomando los muletazos de uno en uno sin fortaleza ni convicción para la repetición. Más dudoso uno y otro por el pitón izquierdo, por ahí llegaron desarmes que no ayudaron a lanzar la faena. Solo pudo dejar detalles aislados. Paseó una oreja de consolación.

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