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ENTRE BARRERAS

Marco Pérez y El Juli

Miércoles, 25 de octubre 2023, 05:00

Dicen los más avezados que Marco Pérez no va a ser El Juli. Es el nuevo Juli dicen otros, que ven al nuevo milagro del toreo reflejado en quien a final del siglo pasado convulsionó la tauromaquia y se retiró hace 24 días como la figura más importante del último cuarto de siglo. Para un lado o para otro a Marco le tienen acribillado con El Juli. Todo el día con la matraca encima. Bendita matraca, también sea dicho. Por cierto, El Juli ha dicho que Marco es mejor que él. O que hoy Marco es capaz de hacer cosas que él con su edad era incapaz. El Juli y Marco Pérez. Marco Pérez y El Juli. Un acoso en toda regla, innecesario, porque más que nunca las comparaciones son odiosas. Y absurdas. No hay nada peor en todo en la vida que copiar a los demás. Las copias nunca funcionan. Son un timo. Asunto de mediocres. El gran fracaso de Marco sería copiar a El Juli. Con todos los respetos al maestro, a Marco no le hace falta ser El Juli, lo importante de cara al futuro es que Marco sea él. Y que llegue donde tenga que llegar...

Es tremendo, aburrido y admirable a la vez la gente que es capaz de vaticinar, tener en propiedad sus saberes del futuro y afirmar con rotundidad y ligereza su parecer. Y más en los toros, que es un mundo en el que en un día, en un festejo, en un toro, en una suerte suprema, en un muletazo te puede cambiar la vida. Te la cambia en un segundo una decisión bien o mal tomada. Nadie tiene en su poder lo que sucederá mañana. Ni siquiera en un caso milagroso como el de Marco, en el que todo parece tan evidente. Y, sin embargo, no lo es. La gloria y el fracaso están separados por una finísima línea que es fácil atravesar y que a la vez es difícil de apreciar. En el toreo, además, la suerte juega un papel crucial. La buena y la mala suerte. Delante del toro y también a la hora de tomar una decisión fuera del ruedo.

De poco sirve jugar a adivino o decir que Marco no va a ser como El Juli como tampoco tiene sentido decir que Marco es el nuevo Juli. Para ser Juli no solo hay que hacer lo mucho y bueno que hoy hace Marco. Para ser Juli hay que hacer lo que hoy hace Marco y después estar 25 años en lo más alto, sin ceder, defendiendo tu trono, soportando el peso de la púrpura y no cediendo un centímetro en cada una de las 1.871 corridas de toros de su carrera. Ahí está su grandeza y su mérito. Sobran las comparaciones porque Juli solo hubo y solo habrá uno, como un solo José Tomás, un solo Enrique Ponce... como El Viti solo habrá uno, como Ordóñez, como Manolete, como Luis Miguel solo hubo uno; o como Joselito y Belmonte . Así llevamos la historia entera del toreo, creando mitos y derrotando figuras en ciernes o no. Profetizando un futuro indescifrable contra el que, como la propia vida, no se puede adelantar. Por eso a Marco hay que dejarlo que siga su camino, crezca, evolucione y, sobre todo, que siga ilusionando. Eso es lo que ha hecho hasta el momento, ilusionar y convencer. Que nadie avance lo que sucederá mañana, lo importante es saborear lo que hace hoy y no perder el tiempo en lo que esté por venir. Y, eso sí, recordar con grandeza y poner en valor lo que ya ha conseguido.

Sobre eso es sobre lo que se asientan los cimientos de esa ilusión contrastada. Y su presente. Sobre eso es sobre lo que hay que hablar. Lo que pasará mañana ni siquiera está en sus manos, como para estar en las nuestras. El destino es caprichoso y la incertidumbre de lo que sucederá mañana, uno de los grandes alicientes y misterios del toreo. Nunca podremos contar lo que sucederá por mucho que nos empeñemos en adelantar a las agujas del reloj.

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