En el nuevo desplante el impresentable ministro de Cultura quiso hacerle un desprecio más al toreo y se encontró con la educación y el respeto de un torero. Urtasun, a la derecha del rey de España, no aplaudió a El Juli al recoger el Premio Nacional de Tauromaquia y Urtasun se encontró con la mano tendida del torero para recibir un saludo que le hubiera gustado negar. No pudo. Con el silencio de sus aplausos quedó retratado para los restos, no como el antitaurino que presume ser sino como el maleducado que es, más allá de gustos, pasiones, filias y fobias. Hizo el ridículo para vergüenza de una España a la que representa en la Cultura, por mucho que nos pese. Ese ninguneo que pretende hacer vuelve a dar alas y promoción a la tauromaquia. Visibilidad y fuerza. Sentido al espectáculo que desde el Gobierno quiere fulminar. Lo hizo en el momento en el que un torero, Roca Rey, acababa de salir de hospital tras la última cornada en Las Ventas, donde puso su cuerpo y su vida al servicio de las emociones de más de 23.000 almas que pagaron su entrada para abarrotar la plaza más grande de España en la que volvió a colgar el 'no hay billetes' al reclamo de un espectáculo que dicen no interesa. Lo hizo apenas dos días antes de que el Circuito de Castilla yLeón ratificara a un nuevo valor que, en apenas un mes, se ha puesto en boca de todos y se ha convertido en una de las nuevas referencias del escalafón novilleril para 2025 : de repente todo el mundo habla de El Mene. Lo hizo la misma semana en la que murió en el campo, donde perpetuaba su eterna bravura, Cobradiezmos, el toro que gozó de su libertad y su grandeza tras conquistar al mundo con su formidable juego en La Maestranza en la primavera de 2016. Y apenas un día antes de que el propio Victorino volviera a reivindicarse en Madrid con una de las mejores corridas de toros del año con el grandioso juego de un Escusano para el recuerdo, que se corona como uno de los toros del año. Grandeza de figuras, promoción de valores y la gloria del toro bravo. Todo como argumento para rodear la miserable actitud de un personaje que no está a la altura del cargo que representa. Como quien lo nombra. Un rebaño de antitaurinos que están en contra de los miles y miles de españoles que sienten el toreo y se ruborizan de un acto por el que no siente vergüenza quien no la tiene.

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