Secciones
Destacamos
LA MAESTRANZA Miércoles, 10 de abril de 2024. 4º de abono de la Feria de Abril.
GANADERÍA 6 toros de EL PARRALEJO, en conjunto de terciado volumen, a excepción del cuajado y poderoso 6º. De agradables defensas. Encastado y vibrante el 1º, noble y con gran movilidad el 4º, «Oloroso», que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Con calidad por el izquierdo el incierto 2º;y noble y apagado el 3º Deslucidos 5º y 6º.
DIESTROS
MIGUEL Á. PERERA - VERDE Y AZABACHE Estocada (oreja); y estocada (dos orejas). Por la Puerta del Principe.
PACO UREÑA - SANGRE DE TORO Y ORO Estocada delantera desprendida (ovación); y estocada delantera desprendida (silencio).
BORJA JIMÉNEZ - TÓRTOLA Y ORO Media estocada caída (oreja); y estocada delantera caída (ovación).
Panadero fue un toro intenso, emotivo, con multitud de aristas, con codicia, a veces entregado, otras protestón, geniudo a veces, vibrante siempre. Con gran movilidad. Codicioso siempre. Y Perera, impecable, le plantó cara con suma autoridad. Despejado, despierto, valiente, poderoso, trató de bajarle los humos ... desde el inicio y no fue sencillo porque esa movilidad le hubiera dejado al descubierto al más mínimo error. No los tuvo Perera que, asentado en el albero con una firmeza apabullante hizo de él lo que quiso. Un toro de examen ese de El Parralejo con el que Perera dejó claro su momento y sus intenciones. El toro no le dejó disfrutarlo hasta bien pasado el ecuador del trasteo cuando lo pulseó con mimo para someterlo con la mano izquierda con el mismo poder con el que lo había hecho antes a derechas, pero mucho más sutil todo. Ahí viajó largo el toro. Todo tuvo efervescencia, porque el de El Parralejo la transmitía. Y la mantuvo aún cuando el torero pisó terrenos de fuego para acabar de imponer su verdad mientras los pitones sacaban chispas al rozar el negro bordado de la taleguilla. Ni se inmutó el espada que se tiró a matar con la misma seguridad y contundencia que había derrochado antes para amarrar así una oreja de las que queman.
Con esa solvencia aplastante se encontró con un Oloroso que fue todo lo contrario: nobleza, calidad, entrega, boyantía, dulzura en las embestidas. Prontitud siempre, con un recorrido inmenso y un ritmo exquisito en cada viaje. Perera lo toreó a placer, de principio a fin. Desde que se hincó de rodillas en los medios para acariciarlo con derechazos de largo trazo hasta el epílogo de una faena que fue larga y primorosamente templada. Disfrutona siempre. Aquello estalló pronto y esa explosión la mantuvo toda la faena un torero en sazón que ofreció en este otros recursos diferentes a los del primer capítulo. Igual de meritorios pero distintos. El toro tuvo un son bárbaro. Y también lo mantuvo y con él Perera firmó la tarde espléndida en La Maestranza. Una maravillosa manera de reafirmarse y reivindicarse cuando empezaban a arrinconarle en las ferias. Estuvo inmenso e impecable.
Borja Jiménez también firmó una tarde de categoría. Antes de brindar al tercero se le arrancó a los medios Mayoral y ahí mismo, sin inmutarse, dibujó tres naturales excelsos y valentísimos. Tuvo nobleza pero se apagó pronto el toro; y el torero le puso la pasión con la que transmitió siempre su frescura, entrega y verdad. Arrebatado y roto al natural firmó una faena imperfecta y apasionada. Con la oreja en el esportón se fue convencido a por la Puerta del Príncipe previo paso a recibir al sexto de rodillas en la puerta de chiqueros. El saludo de capa, rodilla en tierra primero y por chicuelinas después, resultó primoroso. Casi vacío ese Bandido le arrebató la gloria pero no las buenas sensaciones que dejó en una tarde reveladora de torero en sazón que quiere y pide guerra. Lo toreó a placer, entregado, poderoso e inspirado. Le puso firmeza a unas embestidas de corto recorrido a las que le dio forma con gran solvencia. Su convicción estuvo por encima siempre de la pobre condición de su oponente que en sus manos pareció mejor de lo que era. No fue así. Hubo más torero que toro.
Esa impresión dejó en un público que estuvo cicatero e injusto con Paco Ureña, sin valorar el mérito de su faena al Turulato, al que toreó de manera fantástica al natural. Después de darle forma y ahormar a un toro que no regaló nada por la derecha y viajó largo y noble por la zurda. Y por ahí aparecieron los naturales de oro que están cautivando en este inicio de curso. El público ni se enteró, entregado sin embargo a las otras glorias de una tarde que entre la apoteosis de toros bravos y la Puerta del Príncipe marginó a un toreo de primor.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.