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Le motiva todo lo bueno que le rodea. No para a quejarse ni a pensar si debería estar en una situación mejor a la que tiene con los logros conseguidos. Mentalidad de triunfador. Sin duda, lo es. A Emilio de Justo (Torrejoncillo, Cáceres, 16 de febrero de 1983) le llegó el momento clave de su vida en plena madurez y tras una larga travesía por el desierto. A los 35 años comenzó a saborear la gloria del toreo. Antes le dio cobijo Colombia, luego le recuperó Francia y ahora es uno de los toreros del momento en España. Ni la pandemia ha logrado pararle; ni el coronavirus ha sido capaz de marchitar su excelso y clásico concepto del toreo. Antes de que llegara el Covid-19 ya abrió su primera puerta grande en Las Ventas, con la que ratificaba tantas cosas. Y el pasado mes de julio volvió a cruzar el umbral más deseado del toreo. Fue la confirmación de todo. Es el torero triunfador del año. Sigue siendo novedad. Salamanca le espera con esa vitola y también la que le confiere ser el único matador que hará su presentación esta Feria en el coso de La Glorieta. Será este sábado, junto a Antonio Ferrera y Diego Urdiales con toros de Montalvo.
Hasta ahora no se le pudo dar mejor su paso por la provincia, tres orejas en el festival de Valero (2020) y el indulto en Guijuelo, ¿Como lo recuerda?
Imagínate. En Valero tuve grandes sensaciones y en Guijuelo lo que viví fue precioso. La afición me mostró mucho respeto y cariño. Me sentí muy identificado con el público y creo que ellos con mi toreo. Fue una tarde muy, muy bonita. Ojalá sea una antesala ilusionante a mi debut en La Glorieta, que es uno de los sitios clave. Es bonito por lo que significa históricamente esta tierra y esta plaza. Es una responsabilidad por los muchos profesionales y aficionados que hay.
¿Qué sabe de este público?
Nunca había estado y en 2019 tuve la suerte de ver una corrida de toros. Me fui con la sensación de que es una plaza con un punto de exigencia grande. Sabe lo que pasa y porqué suceden las cosas. Quizá Sevilla y Salamanca sea donde más se sabe de toros, y lo percibimos. Es una plaza que no será fácil de conquistar pero que, si se llega a sentir identificada con un torero, se entrega sin reservas. Aquí gusta el toreo bueno y de clase, la entrega también la saben valorar. Gustan las cosas buenas y hay paladar para saber apreciarlo.
¿Qué fue lo que más le gustó?
Sentí que es una plaza que no es fácil, que exige que todo sea bueno y de calidad. Lo bueno de Salamanca es que mide al torero respecto al toro que tiene delante. Es como debe de ser. Sabe ver y valorar al animal y, en función de él juzgar al torero. Eso no pasa en todos los sitios.
No sé si habrá algún torero en la historia al que le llegara ese momento de explosión con tanta madurez, con 35 años y creciendo hasta los 38 que hoy tiene, ¿Es una ventaja o un hándicap?
Las dos cosas, depende de para qué. La experiencia, madurez te hace ver las cosas de manera clara y realista. Y eso ayuda. Tantos años estar parado, como ha sido mi caso, me hizo saber que el tren pasa y no te puedes bajar. Como hándicap, los años no pasan en balde y uno va cumpliendo años y todo tiene su recorrido en la vida. Pero también te digo que además de capaz, me siento joven, fuerte, ilusionado. Mientras esté como estoy ahora, voy a seguir toreando hasta los 70 (risas).
¿Cómo convencería a un salmantino para que sacara la entrada de la tarde del 11?
El público de Salamanca es tan buen aficionado, tan entendido y sabe tanto de toros que no hace falta presentaciones. Aquí no se puede venir con pamplinas. Esa tarde debe de ir, y va a ir, por su propio peso para disfrutar del toreo. A mí me hace una ilusión tremenda torear en una plaza con tanta leyenda. Creo que mi forma de torear y sentir el toreo, si viene a favor, puede caer bien en La Glorieta. Les diría eso, que pueden sentirse identificados con mi forma y yo con la manera de ellos de entender el toreo.
La empresa presentó este cartel (Ferrera, Urdiales y De Justo como la tarde para el aficionado más puro, por como interpretan el toreo, ¿lo comparte igual?
Es un cartel precioso. Desde muy pequeño admiré a Ferrera, que es un torero grandioso y se ha convertido en un maestro, Urdiales es de los que mejor torean, el más puro y de los que más sensibilidad tiene. Las virtudes de ambos a mi me motivan, para verlos y para competir.
¿A qué compañero de cartel de los que admira les gustaría tener y nunca se anunció con él?
Los que torean bien me motivan todos. Nunca he toreado con El Juli y me hace mucha ilusión hacerlo el 2 de octubre en Madrid. Siempre tuve una admiración grandiosa. Lo que ha logrado ha sido tremendo y eso estimula.
¿Qué tiene Emilio de Justo que no tenga el resto y qué le gustaría tener que aún no tenga?
Esas etiquetas la ponen los aficionados. Es más, me obsesiono con mis defectos. De los compañeros me fijo en todos y cojo lo bueno. Por ejemplo, de El Juli, la capacidad. Ahora, cuando he empezado a torear más seguido y estoy en las ferias, me doy cuenta de la responsabilidad, lo que pesa estar ahí y lo que te juegas. Ver a un torero como Julián que lleva 20 años en la cima dando la cara y mantener ese status es para admirarlo eternamente. Como Ponce...
¿Qué está siendo lo que más le está costando en este ascenso hasta los puestos de privilegio?
Duro es todo, igual que es muy bonito ver como creces. Es duro, pero motiva y reconforta lograr objetivos. El toreo siempre ha sido así, la dureza va a existir siempre, nadie regala nada. Y mi carrera está siendo así. Me queda mucho por delante, mucho que crecer. Estoy orgulloso porque lo que tengo ha sido a base de creer en mí y de dar lo mejor de mí. Y gracias a eso, los aficionados, la prensa lo ha visto y me ha ayudado a esa ascensión.
¿Nota que le dan el sitio que merece o esperaba haber entrado ya en carteles de relumbrón?
No soy de quejarme. Un torero lo último que tiene que dar es lástima. Si hay disconformidad hay que hacer méritos con el toro para revertir esa situación. Poco a poco se está haciendo justicia. Soy un privilegiado por estar donde estoy. Mi obsesión es seguir creciendo. Si sigo así seguirá esa ascensión. No me paro a pensar en si es justo o no, caerá por su peso. Si te pones a pensar en las cosas menos buenas que tiene el toreo, te amargas o te puedes aburrir. Lo mejor que me ha pasado es que he sido capaz de cambiar la moneda y estar en una situación bonita. En eso es en lo que me tengo que inspirar. Las injusticias han existido siempre. La trastienda del toreo nunca ha sido lo mejor para motivar a un torero.
¿Dónde llega el momento clave de este lanzamiento?
Ha habido muchas tardes, pero Madrid es la que marca la carrera de un torero. Sobre todo este año el 4 de julio, esa me ha podido ratificar bastante. Y la más importante de mi carrera. Otras muchas tardes antes, sí, lógicamente, pero esa fue distinta a todas las demás.
¿Qué otras tardes no olvidará?
Tardes bonitas y muy importantes antes, una más en Bilbao Victorino, otra de Victorino en Sevilla sin trofeos, la tarde de Madrid en la que corté una oreja en San Isidro, la otra puerta grande, triunfos en Francia, como Mont de Marsan y Dax. Hay muchas tardes y plazas... Creo que ha sido un compendio de todo. La regularidad.
Eso ha sido tal vez lo que más ha marcado y su gran aval...
Dentro de las temporadas la regularidad marca mucho. No todas las tardes salen como uno sueña, es imposible. De mi concepto y forma de expresarlo he podido cuajar un buen número de toros. Me ha tocado enfrentarme a ganadería que no lo ponen fácil. Ahí Victorino siempre ha sido clave y fundamental en mi carrera. Eso tiene mucho peso. Me han venido muy bien y ahora, pese a que toreo otras que me permiten expresar más rotundamente, siempre que pueda me gustaría seguir matándola.
En Salamanca le espera una de Montalvo.
Solo la toreé una vez en Valencia, corté una oreja y podía haber sido bastante más, si no es por el presidente y por el descabello. Esa ganadería me transmite buenas sensaciones. Tiene mucho fondo, una base muy buena y me genera confianza. Además, el ganadero lidia en Salamanca, y cuando uno está en su casa es cuando más responsabilidad tiene, Juan Ignacio llevará una corrida de su gusto. Estoy ilusionado y contento, seguro que rompen toros importantes.
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