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Cada uno por su lado

Cada uno por su lado

Artículo de opinión de Javier Lorenzo en el suplemento de toros de LA GACETA

Sábado, 30 de julio 2022, 18:14

Si el toreo tuviera compromiso con el futuro dejaría de acumular víctimas dentro de su propio sistema. Si el toreo se alimentara entre sí en vez de estar siempre buscando las vueltas y generando la guerra aprovecharía su potencial y saldría mejor parado. No se entiende que las empresas apenas echen cuentas al lanzamiento de nuevos valores que busca la Fundación del Toro de Lidia con sus Circuitos de promoción de novilleros o competiciones de matadores sin que luego vayan a tener recompensa o cabida en el resto de la temporada.

Lo normal sería que el sorprendente triunfador del Circuito de Castilla y León tuviera un sitio en la Feria de Salamanca y que al recién alternativado, de forma triunfal, como Diosleguarde le abrieran las puertas de La Glorieta de par en par para presentarse ante sus paisanos como matador de toros. La lógica no tiene siempre sitio en el toreo.

Debería ser obligado que cualquiera de las ferias de segunda categoría que se celebran se organizara una novillada con picadores dentro de cada uno de los abonos, para darle visibilidad a los jóvenes valores del escalafón inferior y pensar en los toreros que deben tomar el testigo y garantizar la continuidad en la ilusión de los aficionados de ir viendo rejuvenecer las tablas. No todas las tienen y las que las celebran apenas echan cuenta a los nuevos toreros que brotan con no poco mérito. Ni a Manuel Diosleguarde hasta el momento ni a Jesús de la Calzada de aquí en adelante le echaron demasiada cuenta.

Sería igual de obligado que quien ha hecho méritos en el ruedo en los tres últimos meses y se ha proclamado no solo triunfador sino la gran e inesperada sorpresa del certamen las grandes empresas le abrieran un hueco en las novilladas que quedan por delante. Palencia no la anuncia en ninguna de las seis combinaciones del ciclo, Valladolid tampoco; y Salamanca no ha sacado aún sus carteles, pero pónganse en lo peor.

Y así el toreo sigue devorando a sus criaturas. La caduca estructura del toreo lejos de la Fundación del Toro de Lidia; y la propia Fundación lejos del toreo. Cada una por su lado. La tauromaquia resquebrajada. Y así se impide y limita la continuidad de las ilusiones, se facilita el crecimiento y la evolución de los nuevos valores y seguirá contando la misma historia con los mismos protagonistas el tiempo que ellos quieran aguantar.

¿Y después? ¿Quién genera nuevas ilusiones? ¿Quién da continuidad a los toreros que milagrosamente siguen surgiendo? ¿Quién piensa en el toreo más allá de lo que suceda hoy? ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo? Siguen insistiendo en los intereses, en las recomendaciones, en los cambios de cromos, en los intereses viciados y en ofrecer sitio y regalar oportunidades muy alejadas de las ilusiones e inquietudes de los aficionados.

Y así han convertido las novilladas en vez de en una cita con la ilusión y el futuro que esperance a quien tiene la obligación de pasar por taquilla en el lastre de cualquier ciclo. Luego, aquí y allá, se pone sobre la mesa el peregrino argumento de que las novilladas son deficitarias. Que lo son. No hay duda.

Pero, ¿qué se hace para que no lo sean? ¿Cómo se ilusiona y se invierte en el futuro? ¿Qué se hace para crear ese ambiente e incitar a que el aficionado se siente en el tendido? De momento cerrar las puertas. Si la Fundación, con sus defectos y sus virtudes, hace de plataforma a los héroes anónimos que sueñan con la gloria del toreo, ¿por qué es el propio toreo quien se empeña en borrarlos de un plumazo? El incomprensible contrasentido del toreo mil y una veces repetido.

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