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Borja Jiménez no hizo ni un ademán fuera de lugar en la tarde, en el estreno de la temporada taurina en España, que acogió el primer festejo mayor del curso. Ni un gesto de cara a la galería. A todo lo que hizo le puso firmeza y pureza. Su estreno ante el aficionado serrano se hizo esperar tres días a causa del temporal, y terminó ofreciendo una magnífica dimensión: «Ha sido una tarde muy bonita, una maravilla, este marco es incomparable y aquí te encuentras con el toreo más puro. Con su esencia», afirmó el torero aun desde el propio ruedo del peculiar coso serrano. Más allá de esas sensaciones, en este estreno de la temporada en España y ante el reto mayúsculo que le espera por delante en la temporada clave de su vida definió haberse encontrado «preparado, muy bien ante los tres toros y dispuesto y listo para todo lo que venga», confesó antes de recoger la oreja del toro de Domingo Hernández, con el que cerraba su paso ante los tres astados que lidió en el primer festejo de la temporada taurina en España. «Ha sido una tarde muy bonita», ratificaba en cuanto sus sensaciones. «He notado como el público quería paladear el buen toreo y por eso había que hacerlo todo muy bien. Ojalá hubiese más pueblos como este».
Sobre su experiencia en el festival de Valero de la Sierra, que dijo le gustaría poder volver a torear alguna vez más en su vida, no dejaba dudas antes de abandonar el coso: «Lo he disfrutado mucho». Sobre el juego de los toros no quiso entrar en matices, con el alguacilillo ya a la espera de entregarle ese último trofeo, aunque sí que dejó claro: «Han sido tres buenos toros, diferentes en su comportamiento y en sus claves, pero los tres me han permitido torearlos muy bien, por eso me voy muy contento de como ha salido la tarde».
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