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Alejandro Marcos, en el patio de cuadrillas del coso de La Glorieta durante la pasada Feria. ALMEIDA
Alejandro Marcos, el triunfador quiere seguir siéndolo

Alejandro Marcos, el triunfador quiere seguir siéndolo

El espada de La Fuente de San Esteban reaparece en La Glorieta tras la prodigiosa Feria firmada en 2021, que le aupó al trono de los triunfadores y que le catapultó hasta la confirmación de alternativa en Las Ventas. El recuerdo de su brillante tarde ante toros de Galache emerge en una temporada en la que las cosas no le han rodado como esperaba

Viernes, 16 de septiembre 2022, 10:10

Alejandro Marcos aterriza en la Feria a caballo entre el recuerdo de la imborrable tarde del pasado abono y la realidad en la que vive ahora. Doctor Jekyll y míster Hyde le rondan la cabeza a las puertas de volver a cruzar el umbral del patio de caballos de La Glorieta, para lo bueno y para lo mano: “Ahora mismo en la cabeza me revolotea que la tarde del año pasado hay que olvidarla, eso lo tengo muy claro. Ahora hay por delante otros dos toros de Paco Galache y hay que cuajarlos. Pero no es menos cierto que ojalá sea capaz de sentir y de disfrutar como lo hice la Feria pasada. Eso es lo que más quiero, porque al final el triunfo tiene que ser una cosa especial. Y eso es lo que pretendo”, reflexiona como hoja de ruta en su retorno con los toros de la divisa de Hernandinos y Morante de la Puebla, de nuevo, como compañeros de viaje.

-Huye a medias del recuerdo de la pasada Feria. ¿Cuándo se le viene al presente aquella tarde, qué se le representa?

-A parte del triunfo y de que fuera una tarde soñada; lo que tengo grabado y me quedó marcado es la magia que tuvo la tarde en sí, la expectación desbordada. Pero, sobre todo, me quedo con el cariño que me demostró La Glorieta: esa ovación antes de que saliera el primer toro es algo imborrable.

-¿Ha sido la mejor tarde de su vida? O es mucho decir.

-Si no la mejor, la más especial. Y, desde luego, la que más impacto ha supuesto para mi carrera. He toreado mejor en otros sitios pero la repercusión de esa tarde es insuperable.

-¿Hay algo de aquella tarde, que con el poso y el paso del tiempo, que aún le sorprenda?

-Al final me pude expresar como he hecho otras veces en otros sitios; pero insisto, el marco y lo que había generado esa tarde porque la corrida era de Galache, estando Morante en el cartel, propiciaron que todo tuvieran un impacto mayor. A mí eso me impresionó e hizo que me calentara por dentro hasta llegar a lo que se llegó.

-Eso es el pasado. Hablemos de lo que le viene ahora. Morante, Galache, usted... Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. ¿Le ha dado vueltas a la cabeza a eso?

-Por eso digo que hay que dejarla atrás. Es un festejo nuevo con dos toros por delante. Morante en el cartel para mí es un sueño; lo es cada vez que en el paseíllo lo veo a mí lado, por lo que supone como aficionado para mí, y como torero de referencia. De Galache esperamos todos mucho, al final es algo distinto y especial, algo que no se ve. Gracias a Dios, la afición de Salamanca la sabe esperar, ver y valorar por su calidad. Y con Domingo [López Chaves] también me hace especial ilusión hacer el paseíllo porque es compañero y es amigo; y no lo voy a negar, en casa me gusta rivalizar con la gente de aquí. Creo que el cartel tiene muchos alicientes, cada uno con nuestra tauromaquia. Lo bonito del cartel es que tiene tres conceptos para todos los gustos y el buen aficionado eso lo sabe valorar.

-El buen aficionado en particular y La Glorieta en general le tienen en sus oraciones. ¿Qué toda una plaza le espere qué le supone?

-Está claro que aparte de ser nuestra tierra, me siento muy valorado, querido y arropado, y eso es lo más grande que puede sentir un torero. Tengo claro que este año se me va a exigir más, porque cuando uno triunfa a uno se le exige más. Espero que eso no me presione, que la presión no me haga atenazarme y tampoco me haga buscar el triunfo por el triunfo, sino salir a disfrutar. Está demostrado: cuando a la gente le gusta lo que haces trasciende y por ahí llegan los triunfos que se valoran, los de verdad. Ojalá pueda vivir algo parecido.

-A esa “exigencia” con usted como torero, suma que a esta Feria llega como triunfador. Pone en juego su cetro en un abono con las máximas figuras y ante nuevos valores como Tomás Rufo. ¿Ambiciona reeditar el triunfo y hacerlo ante ellos?

-Por supuesto, quiero volver a ser el triunfador de la Feria. Para mí serlo el año pasado es algo que no me había planteado nunca. Está claro que uno quiere triunfar, lo que no quiero es salir con esa presión. Lo ideal es salir a disfrutar y hacer el toreo que yo siento, matar los toros bien y como consecuencia de todo eso que acabe llegando el triunfo, muchas veces me ha pasado que me presiono con triunfar y eso te atenaza y te lleva a hacer cosas en la plaza que uno no siente.

-Habla del triunfo, de no presionarse con eso. ¿Qué significa el triunfo para usted? Y más, ¿qué significa en Salamanca?

-En mi caso quedó demostrado el año pasado que significó y valió mucho. Fíjate, de tener temporadas de cuatro o siete corridas he pasado a un año en el que voy a torear unas 15 o 16. Está claro que lo de Salamanca supone un empujón fuerte si a eso lo arropas con triunfos en otros sitios. La temporada pasada se dio la circunstancia de que en casi todas las corridas mostré un buen nivel y corté orejas. Un triunfo en Salamanca arropado de una buena temporada está claro que sirve.

-Una temporada de 15 o 16 tardes, con su confirmación de alternativa de por medio, ¿cómo llega Alejandro Marcos a Salamanca?

-Está claro que el balance no es el que yo quería, uno siempre espera estar mejor, y sobre todo matando los toros. El año pasado maté prácticamente todos los toros y este año es un lastre que se me está acentuando en tardes claves, como la de Dax (Francia), en la que tenía un triunfo importante y se me fue por eso. Y luego ha habido otros toros sin opciones y malos que los he matado bien... La temporada no está siendo como quería. Gracias a Dios me queda Salamanca y otras tres o cuatro corridas por delante y ojalá el final de temporada sea como el que todos esperamos.

-Habla de la espada. Ahondemos en ella: ¿se le aparece en sus peores pesadillas?

-Se me aparece menos que al resto del mundo. No me puedo quedar lamentándome que no los mato; trabajo y tengo el convencimiento de que los voy a matar, sabiendo que hay un problema. Muchas veces parece que veo diablos o fantasmas cuando monto la espada y tampoco es eso. Al final es una cosa que me viene persiguiendo y que ya parece que cuando mato un toro muy bien es por casualidad. Sí los sé matar los sé matar, lo que tengo que hacer es trabajarlo para que salga más a menudo y abstraerme un poco de ese halo que se me está poniendo con el tema de pinchar.

-¿Si arregla el problema de la espada se ve sentando en la mesa de las figuras?

-Es mucho decir. Pero es lo que quiero. Lo cierto es que si tuviera una espada mejor estaría en mejor posición y que este año las tardes que han ido regular se contarían como que han ido bien, y las que han ido bien se contarían como muy bien. Está claro que eso cambia todo y que tengo que espabilar y arreglarlo porque es mi futuro.

-Su futuro, y el de su familia... En la Feria del año pasado aún no era padre y esta ya lo es.

-Como torero ser padre no me ha cambiado nada. La mentalidad que tenía el año pasado con mi mujer embarazada, con la que estaba bien y triunfaba, es la misma que la que tengo ahora cuando veo a mi hijo y deseo que esté orgulloso por lo que su padre hace en la plaza.

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