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SALAMANCA
Martes, 12 de marzo 2024, 06:30
Más de 48 horas después de los hechos, la víctima de la salvaje agresión registrada este sábado en el parque de los Jesuitas seguía ayer con placas y otras pruebas médicas, por si las lesiones -especialmente en la zona de la cabeza pero también en las costillas, extremidades, piezas dentales, etc- pudieran revestir aún mayor alcance.
La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación y todavía no hay constancia de detención alguna al respecto. Se cree que la agresión, en la que participaron ocho varones, algunos menores de edad, ha sido obra de una banda latina que frecuenta los parque de los Jesuitas y La Alamedilla, así como las plazas de España y de Garrido.
Los dolores apenas habían permitido ayer dormir al perjudicado, que no niega que cuando uno de los asaltantes rompió una botella de cristal y se la puso al cuello mientras lo amenazaba de muerte pensó que podía pasarle algo mucho peor. Lejos de amilanarse, se sobrepuso, aguantó los golpes y protegió sus bolsillos para que no pudieran cogerle la documentación ni el móvil: «Me vi en esa situación y creo que actúas como puedes en ese momento... no te prepara nadie para vivir situaciones de ese tipo», lamenta.
En una charla con LA GACETA, el afectado, que tiene 37 años y prefiere no identificarse por cuestiones obvias, asegura que pese a lo vivido y a que era la primera vez en su vida que pasaba por algo similar, no piensa en lo que pasó, no le da vueltas: «Sinceramente no, lo asumes y punto... es lo que hay».
«La persona que en primer lugar me asaltó rompió una botella que tenía por allí, me puso el cristal en el cuello y me amenazó de muerte», relata y prosigue que acto seguido le dijo: «O me das todo o te mato».
Entonces, asegura, se hizo «un poco el tonto», pero los demás miembros del grupo comenzaron a registrarle los bolsillos: «Me intentaban echar mano a los bolsillos, yo no les dejaba, les quitaba las manos y cuando vieron que no me iba a dejar, el otro -por el primer atacante- tiró la botella y se liaron a golpes conmigo», manifiesta. «Y ya, sinceramente, no recuerdo más. Lo único que sé es que se llevaron mis llaves, porque se me cayeron. Es lo único que se llevaron».
Reside lejos del parque de los Jesuitas y tampoco es una zona que frecuente, aunque reconoce que si se viese en la situación de tener que pasar por allí de nuevo: «A lo mejor me cuesta un poco, no lo sé. O a lo mejor intento dar un rodeo».
«Yo me vi en esa situación y creo que actúas como puedes en ese momento... no te prepara nadie para vivir situaciones de ese tipo», señala el perjudicado y asegura que, tal y como ha demostrado, nada más lejos de su intención que venirse abajo ante los delincuente: «Ni de broma, yo no les entrego mi documentación. Lo que se llevaron fueron las llaves solamente. Ellos me andaban en los bolsillos intentando quitarme la cartera y el móvil y yo no me dejaba. Yo les quitaba las manos. Pero las llaves se me cayeron y se las llevaron. Yo no sé si para hacer daño o para qué», concluye.
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