Salamanca
Miércoles, 30 de agosto 2023, 13:23
En el mes de junio de 2021 tenía lugar el último crimen machista en la provincia de Salamanca. La víctima, una mujer dominicana de 34 años, fallecía el día 29 en el el Hospital de Salamanca al no poder superar las graves heridas con las ... que había ingresado una semana antes tras ser apuñalada por su marido, que posteriormente se suicidó.
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La agresión ocurrió la madrugada del martes día 22, alrededor de las 03:45 horas en un edificio de la avenida Juan Carlos I de Doñinos de Salamanca. En el violento episodio también resultó herido leve un hermano del agresor, de 68 años, que al parecer había intentado evitar el ataque.
La pareja convivía con dos niñas pequeñas: una de 4 años que tenían en común y otra de 11, fruto de una relación previa de la mujer con otro hombre. Tras conocerse la trágica noticia de la muerte de la mujer, las banderas que cuelgan en el Ayuntamiento de Doñinos se colocaron a media asta y permanecieron así un día en señal de respeto y duelo.
Hacía casi cinco años que no se producía un crimen machista en la provincia. El anterior tuvo lugar en el mes de octubre de 2016, cuando aparecieron los cadáveres de un guardia civli y de su mujer en su domicilio de Fuentes de Oñoro. Ocurrió de madrugada, cuando el varón acabó de un disparo con la vida de la víctima y se mató después con el mismo arma.
Meses antes, en abril, otra joven era asesinada por su pareja en su piso del paseo de la Estación. Un salvaje crimen por el que la Audiencia Provincial de Salamanca le condenó a 21 años y medio de prisión tras el veredicto de culpabilidad del jurado popular que juzgó el caso. Apenas 24 horas tardaron sus integrantes en emitir su veredicto por el crimen de Yolanda Jiménez. Un veredicto unánime de culpabilidad, como se veía venir casi desde el principio.
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El hondureño Roldán Armando Oyuela ingresó en prisión provisional el 20 de abril de 2016, tres días después del brutal crimen a puñaladas a su mujer (en total fueron 51, 20 de ellas en el cuello, con un cuchillo de sierra). La crueldad del verdugo expuesta por los forenses en el juicio, que señalaron que «es posible» que Yolanda estuviera viva hasta la última puñalada, se unió a las pruebas más evidentes en el caso, los peritos de la Policía Nacional encontraron en el escenario del crimen huellas y restos de ADN del asesino en botellas, en dos colillas y en la ropa halladas en la habitación de la víctima.
A ello se unirían las desgarradoras manifestaciones de testigos como la de una mujer que compartía piso con Yolanda: «Se escuchaban voces y golpes en las paredes. Él la amenazaba de muerte y en una ocasión que yo me metí de por medio me dijo que me iba a arrancar el corazón y que se lo iba a comer».
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