Bernardino García acude al juicio en la Audiencia Provincial. ARCHIVO

El Supremo dice 'no' al autor del crimen de Chamberí tras recurrir de nuevo la pena por el 'solo sí es sí'

Bernardino García fue condenado en 2003 a 51 años por el atroz crimen de Encarnación Martín. El máximo órgano de los jueces acaba de denegar su último intento de reducir la condena

M. C.

Salamanca

Jueves, 14 de marzo 2024, 07:00

Bernardino García Martín, el autor de uno de los crímenes más execrables de los cometidos jamás en Salamanca, el conocido como 'crimen de Chamberí', ha visto desestimado su último intento de que la pena de 51 años y 3 meses de prisión que en ... el año 2003 le impuso la Audiencia Provincial de Salamanca le fuera rebajada por la ley del 'solo sí es sí'.

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Tras recurrir en casación, la Fiscalía informó en contra y el Tribunal Supremo, en la misma línea, ha dado la razón a la Audiencia Provincial y al Tribunal Superior de Justicia de modo que en un reciente auto, al que ha tenido acceso LA GACETA, mantiene intacta la sentencia que le condenó por la violación, asesinato y robo a la sindicalista Encarnación Martín.

La sentencia, una de las más duras que se recuerdan en la Justicia salmantina, responde a los hechos ocurridos en la calle Mayor de Chamberí la madrugada del 20 de mayo de 2002. En los hechos probados, la sentencia relata la tortura a la que Bernardino García sometió a su víctima en un descansillo del portal de su casa, en la que la mujer residía con su madre.

Un asalto definido por el tribunal como salvaje y brutal, durante la que le causó múltiples lesiones hasta dejarla inconsciente, lesiones innecesarias para el logro de los fines sexuales y depredatorios que perseguía, al encontrarse inconsciente y sin poder defenderse la desdichada víctima.

Tras ello la penetró vaginal y analmente, además de causarle escoriaciones y heridas punzantes, hechas por mordeduras y el uso de una aguja o similar, en los pechos. Ya con el rostro desfigurado como consecuencia de tan brutal agresión, la mató, quitando la correa del bolso de la mujer, anudándolo al cuello y estrangulándola. No satisfecho con ello, antes de su huida, cogió los objetos que la mujer portaba en el bolso: una agenda, un teléfono móvil, una batería de móvil, un bolígrafo y una cartera, así como 40 euros.

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Fue la madre de la víctima quien ante la tardanza de su llegada a casa y después de llamar a su teléfono móvil y a una amiga, la que descubrió en tal horroroso estado el cuerpo sin vida de su hija alrededor de las 12:30 horas.

Bernardino García una vez perpetrados tales execrables hechos, abandonó el lugar, y, al día siguiente, se trasladó a la localidad de Lagunilla donde al menos por aquel entonces residía su madre. Cogió la agenda personal de la víctima, que había robado junto con otros objetos de su bolso, en la que figuraban anotados los teléfonos de familiares y conocidos, y durante más de un mes se dedicó a llamar, asustándolas y amedrentándolas a mujeres que figuraban en la citada agenda. A una de ellas le llegó a decir que la iba a descuartizar, a violar salvajemente, le dijo que la tenía muy controlada y que pronto lo iba a conocer. A otra le dijo: «Te voy a dejar como a esa zorra que apareció con la correa de su bolso en el cuello en la escalera de su casa».

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En la sentencia, dictada en menos de una semana desde que el juicio quedó visto para sentencia, la Audiencia estima que Bernardino García actuó con «perversidad», descarta cualquier tipo de trastorno mental en él y le impone el máximo de años para cada una de los delitos que cometió sobre Encarnación Martín: 20 años por el delito de asesinato alevoso, 15 por la agresión sexual «con penetración degradante», 5 por el robo con fuerza agravado por la reincidencia en este tipo de actuaciones y 9 meses por cada una de las quince llamadas amenazantes que efectuó a las compañeras de trabajo de la fallecida.

La sentencia también especifica indemnizaciones de 140.198 euros para la madre de la fallecida, 3.000 para cada uno de los dos hermanos y 1.000 euros a cada una de las mujeres a las que amenazó utilizando la agenda de teléfonos que robó a Encarnación Martín el día en el que acabó con su vida.

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