Salamanca sufre por el terremoto en Marruecos: «Temo por mi familia»

«Empezó a temblar la cama del hotel cuando estaba dormida, pensé que mis amigos me estaban gastando una broma, pero oí gritar a uno de ellos y comenzamos a correr», manifiesta a LA GACETA la salmantina Patricia Ayuso, que se encontraba de vacaciones en Marrakech la noche que se produjo el terremoto.

La joven y sus amigos recogieron el equipaje y la documentación del hotel y salieron a la calle. «Nos pasamos varias horas en la Plaza Roja y la escena fue terrible: edificios completamente caídos, escombros… Todo el mundo corría por la calle y cuando llegamos al aeropuerto no nos lo podíamos creer», explica. Según Patricia, todos los vuelos desde Marruecos hasta cualquier punto de España están agotados. «La gente quiere regresar a cualquier punto del país y luego allí desplazarse hasta sus destinos», cuenta.

Por otro lado, el teléfono móvil de Khalid El Hatimi, un marroquí que vive en Salamanca, no para de recibir llamadas desde que el seísmo sacudió la ciudad de Marrakech. «Tengo a mi madre y a mis hermanos en el centro de la ciudad. Lo estoy pasando muy mal, todo el tiempo pendiente de la televisión. Mi familia me cuenta que las paredes de sus casas se movieron como si fueran muñecos y se les han caído las cosas por el temblor», cuenta emocionado.

Su madre, de 75 años, ha pasado la noche en la calle por miedo a que su casa se derrumbase del todo. «Ahora están todos en un campo de fútbol cercano a la vivienda de uno de mis hermanos para tratar de alejarse de los edificios por si se vuelve a repetir el seísmo», explica.

El hombre lleva desde el año 1987 en Salamanca y es miembro de la Comunidad Islámica Marroquí. «Vine a pasar las fiestas en honor a la Virgen de la Vega y ya me quedé porque me encantó la ciudad. Después me casé y ahora tengo tres hijos», manifiesta Khalid.

Abdelkhalek Allaoui, el presidente de la Comunidad Musulmana, vino a la ciudad en el año 2009. «Trabajé en el centro de Marrakech y por esto tengo muchos amigos allí. He hablado con ellos y algunos han resultados heridos leves. Los hospitales están abarrotados y la gente está en las calles, menos mal que no hace frío», concluye.

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