Así quedó el portal de la calle Linares tras la liberación de la mujer secuestrada en Salamanca

La Policía Nacional y Local consiguieron liberar a la víctima tras un mes de retención atada de pies y manos a una cama

C. L. S.

Salamanca

Martes, 13 de agosto 2024, 11:59

El barrio de El Carmen -que acoge bloques bajos formados por cuatro pisos, dos puertas en la planta baja y otras dos en la primera— aún sigue en shock tras lo vivido este fin de semana. Agentes de la Policía Nacional y Policía Local detuvieron en la calle Linares, 38, a un hombre de 29 años como supuesto autor de un delito de detención ilegal y malos tratos por tener a su pareja atada de pies y manos con bridas a la cama de su vivienda durante un mes.

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La mujer, retenida en contra de su voluntad, tenía que realizar sus necesidades en un cubo en la propia habitación del piso y su cautiverio estaba en conocimiento de la madre del autor. LA GACETA ha presenciado en primera persona el lugar donde se produjeron los hechos. En él, en la mañana de este martes, 13 de agosto, imperaba un silencio sepulcral a pesar del gran despliegue de medios de comunicación, no había ropa tendida en el exterior —al contrario que en los demás bloques de la calle— y se hallaba una silla de terraza de color rojo junto a una cortina, una almohada con suciedad en el escalera y la puerta precintada por la Policía. Allí, todavía se pueden ver algunos rastros de la intervención policial.

Todo comenzaba el pasado sábado, 10 de agosto. Después de inspeccionar el piso, los agentes de la Policía Nacional observaron la existencia de una pequeña puerta que daba acceso a una buhardilla a la que se podía acceder a través de una estrecha y pequeña escalera. Tomando las medidas de seguridad oportunas, los policías decidieron entrar para encontrarse con el lugar donde la mujer estaba retenida.

Se trataba de una estancia diáfana «de poca altura y poca luminosidad», tal y como ha informado la Policía Nacional. Allí, además se encontraba el hombre sujetando por las muñecas a la mujer a la cual tenía inmovilizada y que presentaba numerosas lesiones en diversas partes del cuerpo.

«No todas las viviendas poseen buhardilla, aunque algunos vecinos las han abierto posteriormente. No estaban en el proyecto inicial de construcción», añade una de las vecinas de la misma calle.

Tras conversar con los pocos residentes que se prestaron a hablar con LA GACETA, todos coinciden en lo mismo: llevaban «meses sin ver a la joven por el barrio. No la dejaba salir». «La madre vivía con ellos, lo sabía todo y ha sido capaz de consentirlo en vez de llamar a la Policía. Decían que estaba loco, pues que lo metan en el manicomio», detallan otros habitantes del barrio.

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