SALAMANCA
Miércoles, 24 de abril 2024, 13:35
Un preso amable, con buen comportamiento y al día con las tareas que tenía encomendadas en el centro penitenciario de Topas. Clasificado en segundo grado, había disfrutado ya de varios permisos sin que se hubiera registrado ningún incidente. Sin embargo el 22 de junio del año 2021 algo hizo saltar las alarmas entre los responsables del penal salmantino y las sospechas se cumplieron. El reo regresaba de un permiso en Ceuta, su ciudad natal, cuando fue sorprendido intentando colar cerca de medio kilo de hachís en el penal salmantino además de tres gramos de cocaína.
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La Audiencia Provincial de Salamanca ha señalado el juicio contra el recluso, M.Y.D., para el próximo 6 de mayo. La Fiscalía le pide una condena de siete años de prisión y multa de 5.000 euros.
Tal y como avanzó LA GACETA en el momento de los hechos, todo comenzó cuando el interno llamó desde Ceuta al centro penitenciario para informar que debido al mal tiempo no había podido coger un barco, de manera que no podía regresar a la prisión el día que tenía que hacerlo.
Los trabajadores del penal comprobaron entonces que ninguna embarcación había tenido que suspender sus viajes y que el interno les había mentido. Ello, junto a otra serie de circunstancias, hizo sospechar a los funcionarios.
Al regresar a la cárcel y tras ser preguntado, este expulsó unas cuantas bellotas que tenía en el recto, asegurando que no llevaba nada más. Pero todo apuntaba a que no decía la verdad y, con la oportuna autorización judicial, se le practicó en el hospital un examen radiológico que permitió comprobar que portaba más objetos dentro de su cuerpo. En concreto, más de 40 bellotas de hachís, dos envases con tres gramos de cocaína.
Extraer la droga de su cuerpo no fue tarea fácil. En un primer momento los médicos trabajaron con la incertidumbre de que llevara alguna otra sustancia que, de haberse abierto la cápsula que lo envolvía, pudiera resultar mortal para el preso. Además, el hecho de que las tuviera en el estómago hizo plantearse a los especialistas la posibilidad de que no las expulsara de manera natural y que tuvieran que intervenirle en quirófano. Por suerte no fue así y tras días de estrecha vigilancia, expulsó la droga por sí mismo. Tras ello fue conducido nuevamente a la prisión de Topas.
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