'El Pipe' lo niega todo y la Fiscalía mantiene su petición por quebrantar el destierro

F.S.S., el conflictivo delincuente conocido como 'El Pipe', ha negado todas las acusaciones sobre su persona en dos nuevos juicios contra él que ayer acogió el Juzgado de lo Penal número Dos de Salamanca. En sus informes finales, la fiscal ha mantenido la petición inicial por los dos delitos de quebrantamiento: 12 meses de prisión por cada uno. La defensa pide la absolución en base a lo que el acusado mantiene.

Según ha podido saber LA GACETA, 'El Pipe' se ha sentado este jueves en el banquillo de acusados procedente del centro penitenciario de Topas donde permanece ingresado desde el pasado 25 de abril, tras ser arrestado con motivo de una reclamación judicial.

El delincuente permanecía libre y en la provincia pese a tener la orden judicial que le prohibía estar en Salamanca.

Precisamente el incumplimiento de este destierro le ha llevado a ser arrestado en varias ocasiones.

Lejos de aceptar el acuerdo ofertado ayer para una posible rebaja de la pena por cada uno de ellos, el acusado ha mantenido su inocencia, señalando que no le había sido notificada la orden de prohibición de entrar y permanecer en Salamanca, «es todo mentira», ha señalado.

Por este motivo, incluso residía en Salamanca, concretamente en Valero, de donde desciende su familia que aún conserva la vivienda de su abuela ya fallecida. Una casa medio derruida, difícilmente habitable, señalan algunos vecinos, pero en la que ha vivido estos meses hasta que a finales de abril ingresó en prisión.

Y es que a su historial plagado de antecedentes, se une el hecho de que el vecindario sospecha que ha tenido que ver en la desaparición de un perro, pequeño pero de raza; la sustracción de una cartera con 400 euros a unos obreros y múltiples hurtos como el de una bicicleta de un niño, una gorra, unas zapatillas y hasta la ropa de los tendederos.

Sustracciones oportunistas pero frecuentes que, según comentan, les llevó durante la última estancia de 'El Pipe' en Valero a extremar las precauciones. Tanto es así que, aseguran, se han visto obligados a cerrar la puerta con llave cada vez que se ausentan de sus domicilios, por poco tiempo que sea o a prestar mayor atención a las salidas y vueltas a casa de sus hijos menores para evitar malos tragos de encontrárselo en el camino.

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