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Miércoles, 16 de noviembre 2022, 08:45
En abril de 2018, un tribunal popular se encargó de juzgar al ‘parricida de Chamberí’, el joven de 18 años que la madrugada del 27 de julio de 2016 acabó con la vida de su padre, de 52, al que atacó mientras dormía con un cuchillo de cocina en el domicilio familiar, en la calle Taboada García.
Se trata del caso más reciente de un crimen juzgado por un jurado popular en la Audiencia Provincial de Salamanca. Jhonny Rafael Demey Zambrano -el mismo nombre que su padre, pero con el apellido de su madre biológica-, se enfrentaba igualmente a cargos por asesinato.
Tras el veredicto de culpabilidad del tribunal popular, la Audiencia Provincial le condenó a quince años de prisión por un delito de asesinato con alevosía, con la concurrencia de la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de arrepentimiento espontáneo
“No te preocupes, porque de esta salimos y no se va a enterar nadie”. Con estas palabras se dirigió el investigador y profesor universitario degollado a su hijo y verdugo la madrugada del 27 de julio de 2016 en Chamberí, después de que este le clavara el cuchillo y al llegar su hermana manifestara: “No sé lo que ha pasado”.
Así lo declaró él mismo en la Comisaría de Policía a donde fue trasladado tras ser detenido. Allí no solo confesó el salvaje crimen de su padre, sino que además explicó al detalle toda la secuencia de los hechos. Horas después reiteró su autoría ante el juez de guardia, que ordenó su ingreso en prisión provisional.
Tal y como entonces avanzó este diario, el joven, que tenía entonces 18 años recién cumplidos, declaró a los agentes que aquella noche se acostó con la idea de matar a su padre. Sin embargo, al irse a la cama se quedó dormido y sobre las cinco de la madrugada se despertó.
La víctima, de nacionalidad venezolana al igual que su hijo, dormía en el salón porque había un ventilador y hacía mucho calor. Su pareja sentimental estaba en el dormitorio principal y cada uno de los hermanos, en sus habitaciones.
“Me dio un take”, que quiere decir ansiedad y mente en blanco, dijo a los investigadores. Entonces se levantó y fue a la cocina, cogió un cuchillo y sorprendió a su padre mientras dormía y le cortó el cuello -lo que le seccionó la carótida- y luego se lo clavó en la misma zona.
Su hermana, que oyó un ruido, se levantó y se topó de bruces con la escena, corrió a enrollar con una manta a su padre y el homicida se quedó parado. “No sé lo qué he hecho”, dijo, a lo que su padre respondió: “No te preocupes, porque de esta salimos y no se va a enterar nadie”. Acto seguido, la actual pareja y los dos hijos del herido, el parricida entre ellos, bajaron al portal para trasladarle al Hospital.
A pesar de la abundante pérdida de sangre, el padre pudo bajar por su propio pie, pero al llegar a la calle se dieron cuenta de que habían olvidado la llave del coche y tuvieron que volver a por ella. Jhonny Rafael Demey llegó a ingresar con vida en el Hospital Virgen de la Vega, pero poco después murió.
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