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Domingo, 3 de abril 2022, 00:01
Numerosos curiosos se agolparon en el lugar debido a la aparatosidad del siniestro. El tremendo accidente que tuvo lugar el 30 de septiembre de 2020 en el paseo de Carmelitas, donde un coche impactó contra una ambulancia e hizo que esta volcara, llega mañana al Juzgado de lo Penal número Uno. El conductor del turismo iba bebido y el lunes tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados como presunto autor de un delito de alcoholemia.
El Ministerio Fiscal, tal y como ha podido saber LA GACETA, solicita para el conductor, de iniciales R.M.G., una pena de nueve meses multa a razón de diez euros al día (2.700 euros) como autor de un delito de alcoholemia, privación del derecho a conducir vehículos a motor durante dos años y seis meses y una responsabilidad civil de más de 31.000 euros (27.000 por los destrozos ocasionados en el vehículo sanitario y 4.000 por los daños que sufrió el material que iba dentro de la ambulancia). En total, más de 33.000 euros por un accidente que tuvo lugar a las 19.45 horas y que movilizó a la zona a un amplio operativo formado por patrullas policiales, ambulancias y dotaciones de los Bomberos de Salamanca.
Según se recoge en el escrito de calificación de la fiscal, en el momento de los hechos la ambulancia se dirigía a la avenida Federico Anaya número 81 a atender a una mujer que se había caído. Así, el vehículo sanitario bajó por la avenida de Villamayor con las señales acústicas y visuales que indicaban que se dirigía a una emergencia cuando, al girar a la izquierda hacia el paseo de Carmelitas y tras saltarse un semáforo en rojo debido a la celeridad que precisaba la intervención a la que se dirigían, un coche impactó contra ella y la arrastró varios metros hasta que la ambulancia volcó. Como resultado, los facultativos de la ambulancia resultaron heridos, aunque de carácter leve, y tuvieron que ser atendidos en el Complejo Asistencial de Salamanca. En el interior no iba ningún paciente.
El Ministerio Fiscal acusa al conductor del coche, que resultó ileso, de un delito de alcoholemia, ya que según las pruebas practicadas ese día por la Policía Local en el lugar de los hechos, el varón arrojó en la primera muestra un resultado de 0,84 miligramos por litro en aire espirado (mg/l) y 0,83 en la segunda, cuando el máximo que establece la normativa para los conductores en general es de 0,25.
Cabe recordar que el límite penal se sitúa por encima de los 0,60 mg/l, de manera que los conductores que superen esta tasa se enfrentan, según el Código Penal, a una pena de prisión de tres a seis meses o con la de multa de seis a doce meses o con la de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier caso, con la de privación del derecho a conducir vehículos a motor por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.
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