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Jueves, 1 de agosto 2019, 09:39
La movilidad en las ciudades es cada vez más variada. Las bicis y los patinetes eléctricos inundan las calles y a día de hoy es prácticamente imposible no cruzarse con alguno de estos vehículos sostenibles. Pero no es oro todo lo que reluce, pues a pesar de que estos vehículos aportan a sus usuarios una mayor movilidad por la ciudad, son ya varios los accidentes registrados en los que los patinetes han sido los protagonistas.
Víctor Andreo Cea, o como le apodan sus amigos, Cea, es dueño desde hace poco tiempo de uno de estos vehículos sostenibles, en concreto, de un patinete eléctrico con el que ya ha sufrido tres percances en tan solo un mes. “Tuve tres accidentes en el mismo día, eso sí los tres únicos que he tenido. Me tomaba el patín como un juguete, pensaba que era algo inofensivo que no puede llegar a acarrear ningún peligro, y por circular con él más confiado de lo que debía, me caí”, explica Cea, que a pesar de haber tenido este incidente, no tomó nota y al llevar a una amiga a su casa, montados ambos en el vehículo y a una velocidad de 32 kilómetros por hora, tuvieron otro contratiempo.
“Propuse llevar a una amiga a casa y nos montamos los dos. Íbamos por Gran Vía, se cruzó un señor, yo pegué un volantazo y me tragué una pared” relata. Una brecha en la cabeza y los brazos de ambos llenos de magulladuras fueron el resultado de esta aparatosa caída. “Ahí es cuando me di cuenta de que un patinete eléctrico no es una tontería”, afirma el usuario.
Y como no hay dos sin tres, para poner la guinda al pastel y finalizar un noche llena de reveses, al llegar al lugar de destino de su amiga, Cea frenó en seco el patín y del impacto, volvió a caerse al suelo.
Los patinetes eléctricos han incrementado su presencia en Salamanca durante el último año. Su precio accesible y su comodidad los han convertido en vehículos muy utilizados, todo esto sin que su uso esté regulado. “Empecé a ver a mucha gente con el patinete y además me hablaron muy bien de él.
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