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Lunes, 16 de noviembre 2020, 22:50
La Fiscalía de Salamanca solicita ocho años de prisión por el siniestro mortal de Galisancho, uno de los accidentes de tráfico más graves que se recuerdan en la provincia y en el que perdieron la vida cuatro jóvenes de Alba de Tormes. Además de la condena de prisión para el joven que conducía el coche, A.J.L., el fiscal le solicita once años de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores, así como el pago de indemnizaciones a los familiares de los afectados por un importe que ronda los 305.000 euros, siendo responsable directa la compañía aseguradora Mapfre y subsidiaria la propietaria del vehículo y madre del acusado.
En su escrito de calificación, al que ha tenido acceso LA GACETA, el fiscal acusa concretamente a A.J.L. de un delito de conducción bajo la influencia de drogas tóxicas y alcohol, un delito de conducción temeraria, un delito de lesiones por imprudencia grave y cuatro delitos de homicidio por imprudencia grave.
Delitos por los que pide para el conductor prácticamente la máxima condena que contempla el Código Penal -9 años de prisión- dada la gravedad de los hechos. Pero también aplica una reducción en la responsabilidad civil: un 15%, al entender que las víctimas aceptaron subirse seis personas en el vehículo -siendo su máxima ocupación de cinco plazas- y un 30% en el caso de dos de ellos que no hacían uso del cinturón de seguridad en el momento del siniestro.
Los hechos se remontan al 21 de junio de 2019, cuando A.J.L. se dirigió desde Salamanca, donde había cenado, a Santa Inés, localidad que celebraba sus fiestas patronales.
Sobre las 12.00 horas, señala el fiscal, pasó por Alba de Tormes a recoger a una chica, R.E.A., y a dos chicos, R.G.G. y A.Z.M., con los que había quedado, y todos ellos continuaron camino a Santa Inés en el vehículo Fiat Stilo que conducía el acusado y que era propiedad de la madre de éste.
Durante esa noche, A.J.L. tomó diversas bebidas alcohólicas y consumió drogas, lo que afectó a sus facultades físicas y psíquicas hasta el punto de inhabilitarle para la correcta conducción de vehículos.
Minutos antes de las 07.30 horas, A.J.L. fue con A.Z.M. al coche, pues habían quedado en volver a Alba, junto con R.G.G. y V.L.E., encontrándose al llegar al vehículo con R.E.A y R.V.S. De manera que los seis montaron en el coche, con capacidad máxima para cinco plazas, sin oposición por parte del acusado. Todos, excepto el copiloto, entraron por la puerta del conductor, al tratarse de un vehículo coupé, sentándose cuatro de ellos en la parte trasera, uno de ellos sin cinturón y la chica encima de uno de ellos.
Cuando se dirigían a Alba, donde todos residían, el acusado conducía haciendo chirriar las ruedas, a modo de derrape y con acelerones y cambios constantes de velocidad. Una conducción brusca que provocó incluso que el copiloto, A.Z.M., le dijera que tuviera “más cabeza”.
En el transcurso del camino entre Santa Inés y Alba, un taxista que acababa de intentar adelantarle y que desistió de ello al meterse el Fiat Stilo en el carril izquierdo, observó como el acusado aceleraba bruscamente y se salía por el lado derecho de la calzada, pegando un volantazo a la izquierda, volcando de lado y dando varias vueltas de campana hasta chocar contra un árbol.
A causa de ello, murieron los cuatro jóvenes que iban detrás. El acusado y el copiloto resultaron graves.
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