Audiencia provincial de Salamanca. L. G.

El 'esteticién' acusado de abusar de una clienta en una clínica de Béjar niega con rotundidad las acusaciones: «Yo no doy masajes»

Asegura que las dos sesiones que realizó con ella discurrieron «con normalidad» y cree que la acusación atiende a «un interés económico». La denunciante, también esteticista, mantiene: «Me metió un dedo en la vagina»

M. C.

Salamanca

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 10:51

El 'esteticién' acusado de abusar de una clienta mientras le masajeaba los glúteos en una clínica de Béjar, J.M.R.C., ha negado rotundamente los cargos contra él en el juicio que este miércoles acoge la Audiencia. La Fiscalía le acusa de un delito de abuso sexual con introducción de miembro corporal, por el que le pide seis años de prisión y de inhabilitación, además de libertad vigilada y 10.000 euros de indemnización. Le acusa de retirarle la braguita e introducirle un dedo por sorpresa durante un tratamiento.

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El acusado ha comenzado diciendo que trabajaba en el momento de los hechos y sigue haciéndolo en la clínica, situada en Béjar. Concretamente se dedicaba a hacer tratamientos de remodelación corporal con máquina. Ha asegurado que no conocía a la clienta, que esta fue a interesarse por los tratamientos y le explicaron en qué consistían.

En su caso fueron dos sesiones. La primera discurrió «sin incidencias». Con motivo de la segunda, fue ella quien insistió en que también fuera él quien se la practicara, ha dicho, y volvió a transcurrir «con absoluta normalidad».

Ha explicado detalladamente en qué consiste el tratamiento y cómo lo aplican en la clínica y ha precisado que no es masajista porque este tratamiento no necesita masaje alguno, ha insistido: «Es totalmente mentira lo que dice la cliente. Yo no realizo masajes. Es todo mentira… Nosotros terminamos la sesión de manera natural».

Cuando acabó la segunda sesión, su compañera que da las citas no estaba en recepción y la clienta le dijo se dirigió a él y le dijo que era «poco profesional». En ese momento, ya vio por dónde iba y lo primero que hizo fue llamar a su mujer para decirle que tenían «un problema».

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«Para mí, ha sido por interés económico», ha dicho respecto al motivo de la denuncia contra él, acogiéndose a continuación a su derecho a no contestar a las preguntas de la acusación particular.

Su mujer, propietaria de la clínica y responsable civil subsidiaria en este caso, ha manifestado que subió dos veces mientras atendía a esta clienta «y estaba todo bien». «Me asomé, vi que estaba todo bien y nada más», ha señalado.

Ha explicado que, más tarde, su marido la llamó llorando y le dijo que tenían un problema , mientras que ella, en cuanto la vio, le dijo: «Que sepas que tu marido me ha metido un dedo en la vagina» y que su marido estaba «desencajado». Ha insistido en todo momento en que ella no vio nada raro.

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Por su parte, la afectada, también esteticista, se ha mantenido firme en su denuncia, asegurando que acudió a la clínica para realizarse un tratamiento corporal con una máquina. De la primera sesión salió satisfecha y volvió para otra más. Por supuesto, no pidió que le atendiera el acusado, como este ha asegurado, y ha explicado a continuación que comenzó realizándole «un masaje» por la zona delantera y, cuando siguió, le decía que «estaba muy relajada», a lo que ella le respondía que «sí, porque ella también se dedica a esto». Luego continuó y, cuando estaba por la zona del glúteo: «Noté que un dedo se metió en mi vagina, le pregunté 'qué has hecho' y me dijo que se le habría resbalado con la crema».

«No fue roce, introdujo el dedo y volvió a sacarlo», ha insistido. Respecto a si el acusado tenía ánimo sexual, ha declarado: «Hombre... Se acercaba poco a poco hasta que introdujo el dedo». Durante un buen rato, asegura, siguió con el efecto frío en la vagina y ha dicho que como consecuencia de lo ocurrido de inmediato llamó a su marido porque se sentía «insegura».

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«Cuando se enteró la mujer del acusado, la increpó con actitud amenazante«, ha añadido, explicando a continuación que lo ocurrido le ha afectado emocionalmente porque «cerraba los ojos y se le venían las imágenes» e incluso en la intimidad con su pareja porque estaba «reacia» tras lo ocurrido.

«Yo no me he inventado nada porque no tengo necesidad. Ni quiero fastidiarle la vida a nadie, ni tengo por qué inventarme algo así», ha dicho, explicando, además, que pagó las dos sesiones -100 euros por cada una-.

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