El vecino de Guijuelo acusado de distribuir pornografía infantil: “Lo haría el programa, yo no”

El vecino de Guijuelo que este viernes se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial acusado de un delito de distribución de pornografía infantil, por el que se enfrenta a una pena de nueve años de prisión que le pide el Ministerio Fiscal, ha asegurado en la vista oral que él nunca quiso tener en su posesión esos archivos y que desconocía que los vídeos que él descargaba a través de Emule se compartían al mismo tiempo a terceros. “Lo haría el programa, yo no”, ha manifestado.

En su declaración, M.C.G., ha explicado que dicho programa se lo instaló el hijo de su pareja sentimental —ya fallecido— y que le explicó lo básico para poder descargar música, que era para lo que lo quería. Asegura que fue este hombre el que se lo configuró, por lo que desconocía que el sistema por defecto compartiera a terceros los archivos que él se descargaba. No obstante, asegura que nunca descargó pornografía infantil, aunque sí algún otro vídeo de tal índole pero siempre de adultos.

Sin embargo, tal y como se recoge en la investigación del caso, la Unidad Central de Ciberdelincuencia de Madrid detectó el intercambio de archivos de pornografía infantil a través de dicha aplicación y en el registro de su vivienda los agentes encontraron numerosos discos duros con un “ingente número” de vídeos de contenido pedófilo.

En el visionado de algunos de los fotogramas, el acusado ha manifestado expresiones como: “Eso no lo he visto yo”, “Es desagradable”, o “No lo sabía”.

Pese a ello, los agentes de la Policía Nacional que participaron en el operativo han asegurado que un 80% de las imágenes halladas en los discos duros eran de contenido pedófilo y que en el buscador del programa había quedado registrado ciertas nomenclaturas propias de vídeos de pornografía infantil. En total, la Policía Científica halló 7.529 archivos de esta naturaleza, 91 de ellos de “especial crudeza” al aparecer imágenes de abusos sexuales graves a menores de muy corta edad (entre uno y cinco años), niños atados o amordazados, y otros incluso realizando actos sexuales con animales.

El juicio ha quedado visto para sentencia.

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