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Martes, 29 de marzo 2022, 15:49
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado una sentencia previa de la Audiencia Provincial de Salamanca del pasado mes de octubre, que condenaba a un año de prisión por un delito de maltrato psíquico habitual a un vecino de Ciudad Rodrigo. El varón fue juzgado el pasado mes de julio por maltratar a su esposa durante los 40 años que llevaban de matrimonio.
El alto tribunal salmantino le impuso además una orden de alejamiento de la víctima de un mínimo de 200 metros durante tres años, un año de privación de tenencia y porte de armas y que indemnice a la mujer con 2.000 euros por los perjuicios y daños morales ocasionados. Durante el juicio, el acusado negó las acusaciones asegurando que “todo era mentira”.
El fiscal pedía la absolución para el acusado, de iniciales L.G.V., porque estimaba que los hechos de los que se le acusaba no estaban ni mucho menos acreditados, frente a lo que la acusación particular llegaba a pedirle una condena de 14 años de prisión: 4 años por un delito de violencia psicológica habitual y 10 años por un delito de agresión sexual. Finalmente la sentencia le condenó a solo un año por un delito de maltrato habitual psíquico en el ámbito familiar y le absolvió del delito de agresión y/o abuso sexual.
El tribunal considera probado en su sentencia que L.G.V. se encontraba casado con la víctima hasta fechas recientes. Llevaban más de 40 años de relación conyugal y hasta su divorcio siempre habían residido juntos en el domicilio familiar situado en Ciudad Rodrigo, y habían tenido tres hijos.
Un año y medio o dos años antes de su separación y una vez que el procesado había sido prejubilado por lo que empezó a permanecer más tiempo en casa, se fue deteriorando progresivamente la relación matrimonial, terminando por dormir separados.
En este tiempo, L.G.V., debido a su carácter celoso, extremó su conducta posesiva y suspicaz con relación a su entonces esposa, controlándola en todo momento, tanto en lo relativo a sus conversaciones telefónicas, como a las personas con las que se relacionaba.
Además, en esos últimos meses de convivencia, fueron múltiples las discusiones y desencuentros entre ambos, en los que el acusado vejó y humilló a la mujer con insultos tales como “zorra”, “puta” y llegando a decirle que “tenía en casa una luz roja para que entraran otros hombres cuando él no estaba”, que “no valía para nada”, etcétera.
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