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Shaquer Ibrhaim no es capaz de conciliar el sueño desde la fatídica llamada que recibió de su hermano a las 4:00 horas de la madrugada de este lunes desde Idlib, una ciudad al noroeste de Siria, una de las zonas más afectadas por el terremoto.
“Mi familia y yo estábamos dormidos y varias llamadas telefónicas nos han despertado. Era mi hermano para comunicarnos entre lágrimas lo que estaba ocurriendo en mi país. Desde esa hora no paro de escribirle por WhatsApp ni me despego de la televisión para estar al tanto de las noticias”, explica Shaquer Ibrhaim.
El refugiado sirio lleva seis años en Salamanca junto a su mujer y sus hijos. En 2017 decidieron venir a España en busca de una nueva vida lejos de la guerra y de la bombas de Siria. “Yo soy de Idlib, en Siria, pero antes de venir aquí vivíamos en un campamento de refugiados en Líbano”, manifiesta Shaquer Ibrhaim.
La familia de Ibrhaim y de su mujer continúan en Siria, por esoestán “destrozados” desde el terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter que ha sacudido a su país. “El seísmo ha sido muy fuerte y aún no ha parado. Allí tengo a mi padre, mi hermano, mis tíos, mis cuñados... Ahora están durmiendo en un campamento, pero tememos por su vida y porque el temblor derrumbe sus casas ya que allí los edificios no están bien por la guerra”, lamenta.
Shaquer Ibrhaim desea que “todo se acabe pronto”. “Estoy muy preocupado y apenado. Cerca de mi ciudad tres o cuatro familias que conocía ya han perdido la vida. Pido a Dios que nadie sufra porque no se lo merecen”, declara emocionado.
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