El incendio de San Felices podría haber quemado 2.000 hectáreas

El incendio declarado el pasado martes en los términos municipales de San Felices de los Gallegos y Bañobárez continuaba aún activo este miércoles aunque pudo ser controlado la noche del martes. Los ganaderos y vecinos de la zona estiman que la superficie quemada esté por encima de las 2.000 hectáreas, a falta de la confirmación oficial por la Junta de Castilla y León. De ser así, se convertiría en el incendio más importante de la provincia de los últimos cinco años, seguido del que hubo en octubre de 2017 en Villarino de los Aires, cuando ardieron un millar de hectáreas. No obstante ese mismo año las llamas también golpearon Las Arribes debido a un fuego declarado en Fermoselle (Zamora) que arrasó 2.000 hectáreas.

“Al caer la noche, los focos del incendio claramente intencionado se habían convertido en dos grandes incendios que avanzaban afortunadamente hacia el río Águeda, por lo que los retenes de cuadrillas de la Junta consiguieron mantener la situación hasta la llegada del nuevo día”, señalaron vecinos de San Felices de los Gallegos.

Con las primeras luces, los medios aéreos pudieron volver a esta zona integrada en el Parque Natural de Las Arribes del Duero, lo que permitió refrescar nuevamente el perímetro y eso evitó que las llamas siguieran avanzando.

“Si bien durante la noche el fuego estaba controlado, por la mañana se produjo una nueva lengua de fuego que hizo temer un recrudecimiento del incendio. Afortunadamente, el regreso de los medios aéreos de extinción aéreos pudieron contener a tiempo su avance”, destacó este miércoles el alcalde de San Felices de los Gallegos, Francisco de la Cruz.

Aunque el origen del incendio está siendo aún investigado por los técnicos de la Junta, la sucesión de hasta seis focos a lo largo de la carretera SA-234, que comunica Ciudad Rodrigo con Lumbrales y Las Arribes, entre las localidades de Bañobárez y San Felices, hacen que los vecinos no duden de que fue provocado. “Además está la elección de un día en el que confluían las altas temperaturas y los fuertes vientos y la repetición del mismo modo de actuar del incendio que afectó a esta misma zona a finales de agosto del pasado año”, argumentan.

Afortunadamente, las llamas ya no suponen un peligro, aunque los vecinos continúan pendientes de posibles reproducciones.

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