Condenado por maltrato y vejaciones, pero no por abuso ni exhibicionismo, el salmantino juzgado por mostrar su pene ante sus dos hijos pequeños

La Audiencia Provincial de Salamanca ha declarado culpable de los delitos de maltrato y vejaciones, pero no de los de abuso sexual y exhibicionismo de los que también se le acusaba, a J.A.G., el varón juzgado el pasado mes de marzo. El tribunal le impone en su sentencia diez meses de prisión por cada uno de los dos delitos de maltrato de los que se le acusaba (20 meses en total), así como dos años de alejamiento e incomunicación. Por el delito continuado de vejaciones injustas le impone una pena de 25 días de localización permanente, así como seis meses más de alejamiento e incomunicación. En concepto de responsabilidad civil le ordena el pago de una indemnización de 1.000 euros por daño moral. Además se le impone el pago de la mitad de las costas.

En su sentencia, hecha pública este martes por el TSJ, el tribunal considera probado que el acusado estuvo casado y convivía con su entonces mujer, así como con la hija de ambos, nacida en 2020, y con el hijo que la mujer tenía de una relación anterior, nacido en 2013.

Durante la convivencia, era costumbre en el hogar común que J.A.G. caminase desnudo, cuando se disponía a ducharse y de ordinario tomaba la ducha en compañía del niño.

Señala la sentencia algunos episodios, en los que pasó mostrando su miembro ante la niña llegando a provocar que la menor lanzase las manos hacia él, mientras él bromeaba con el niño. U otro en que dirigió al menor expresiones tales como: «...mira que pichón tengo yo y mira que pitilín tienes tú…» a la vez que se tocaba el pene delante del menor, haciendo chanza de la comparación.

Además narra otros en que el acusado, con el fin de corregir algún comportamiento del menor, lo agarró del cuello y le alzó del suelo, sin que conste que le causase lesiones, u otro día en que le asestó un golpe en la parte alta de la espalda con la mano sin que conste que le causase lesiones.

Por último relata como, durante la convivencia en el domicilio conyugal, en varias ocasiones se dirigió a su hijastro, con expresiones tales como: «Eres un inútil, novales para nada, no vales ni para vender tuercas, no vas a ser nadie en la vida …». y otras similares.