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Domingo, 30 de enero 2022, 22:51
Un hombre de iniciales C.A.S. tendrá que rendir cuentas este lunes ante la Justicia como presunto autor de un delito de quebrantamiento de condena después de que en el año 2016, cuando estaba preso en el centro penitenciario de Topas, se le concediera un permiso de cuatro días y los aprovechara para no volver. De hecho, no regresó al penal hasta el año 2019.
Según el escrito de calificación del Ministerio Fiscal, al que ha tenido acceso LA GACETA, al recluso se le concedió un permiso para salir de la cárcel de Topas durante cuatro días, del 21 al 25 de julio de 2016. Sin embargo, por causas que no se especifican en el citado documento de la Fiscalía, el interno no regresó al centro penitenciario salmantino hasta el 25 de abril de 2019.
Por estos hechos, el Ministerio Fiscal acusa a C.A.S. de un delito de quebrantamiento de condena y solicita una pena de un año y seis meses de prisión.
No es el único que ha sabido aprovechar bien un permiso y a lo largo de la historia de Salamanca ha habido varios casos de internos que han sabido sacarle partido a sus contados días en libertad para hacer de las suyas: robos, estafas, atracos...
Sin embargo, el más sonado de todos ocurrió en mayo de 2001, cuando un individuo disfrutaba de seis días fuera del penal de Topas. El hombre, de entonces 44 años, circulaba a toda velocidad por el cruce de las calles San Ignacio de Loyola y Nazaret a bordo de un Ford Fiesta que había sido denunciado por robo y arrolló a una anciana de 82 años, que murió en el hospital.
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