Concentración en la Plaza Mayor en repulsa por la violenta muerte.

Un año del crimen de Santa Marta: las acusaciones piden 25 años de cárcel, que la defensa rebaja a 10

Un tribunal popular juzgará a D.G.M., preso en Topas por la muerte violenta de la mujer. La víctima falleció la víspera de Reyes tras ser apaleada y ahogada en la bañera del presunto autor

M. C.

SALAMANCA

Viernes, 5 de enero 2024, 06:00

Este viernes, víspera de Reyes, se cumple un año del crimen de Santa Marta, el violento episodio que acabó con la muerte de Yess, la mujer de 46 años que perdió la vida tras ser golpeada y ahogada en la bañera del único detenido por los hechos, el vecino de Santa Marta D.G.M., que en el momento de los hechos tenía 39 años. La Fiscalía y la acusación particular le solicitan 25 años de prisión por un delito de asesinato, mientras que la defensa pide 10 años por delito de homicidio.

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Los miembros de un jurado popular se encargarán de juzgar al acusado, que ingresó en prisión provisional dos días después del violento crimen.

Según recoge la Fiscalía en su calificación provisional, la noche del 4 enero del pasado año, D.G.M. solicitó los servicios de la víctima, que ejercía ocasionalmente la prostitución y a quien ya conocía por haberla contratado en ocasiones anteriores. Lo hizo escribiéndole un whatsapp por medio del que quedó con ella en el domicilio de él, en la calle Bajada del Río de Santa Marta, sobre las 00:30-01:00 horas del 5 de enero.

Ella llegó a casa de él sobre las 00:00 horas y ambos fueron al salón donde consumieron alcohol y droga, siendo sin embargo el acusado consciente en todo momento de lo que hacía y de sus consecuencias.

Cuando la víctima se encontraba desnuda, la ató sentada en el suelo a las patas de la mesita del salón con los brazos en cruz, con la intención de simular un juego sexual.

Sin embargo, de manera sorpresiva, comenzó a golpearla en la cabeza y el cuerpo, hasta que ella cayó desplomada al suelo. Con intención de causarle aún más sufrimiento, D.G.M. siguió golpeándola durante tres cuartos de hora, relata el fiscal, hasta con pisotones en la cabeza, el tronco y los brazos, de manera que perdió la conciencia y quedó en situación agonizante.

Durante todo este tiempo, el acusado estuvo mandando mensajes a amigos suyos informándoles de lo que había hecho, llegando a mandar a uno de ellos una fotografía de la víctima inconsciente, sin ropa, con la cabeza amoratada, los brazos en cruz y las piernas abiertas en el suelo del salón, así como dos mensajes que decían «esto te puedo mandar», «que da miedo» y otro a otro amigo en el que, en tono despectivo y vejatorio hacia la mujer, le pedía ayuda para moverla.

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«Si es que no tengo término medio y le he pegado cuatro hostias bien dadas», decía a otro conocido en otro whatsapp a lo que su amigo le respondió que llamara a la Policía, y el acusado le decía: «¿Y qué le cuento, que he contratado sus servicios y le he tenido que poner las pilas?».

El acusado continuó con este tipo de comentarios humillantes y denigrantes hacia la víctima -que permanecía en estado agonizante, con la cabeza amoratada y respirando de forma espasmódica-, tras lo que la llevó al baño, la metió en una bañera que llenó de agua y le sumergió la cabeza hasta que perdió la poca vida que le quedaba.

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Señala el fiscal que, consumado su propósito de acabar con la vida de la mujer, limpió la sangre y huellas del crimen que había en el piso, metió en una bolsa de basura la cinta manchada de sangre con la que la había atado, la peluca que usaba la víctima y otros objetos y, tras vaciar de agua la bañera donde estaba el cadáver, sobre las 06:00 horas, tiró la bolsa de basura a un contenedor y se fue al centro de salud de Santa Marta. Allí pidió ayuda porque, según dijo, tenía en su casa a una persona sin conocimiento a causa de un golpe que se había dado contra la mesa. Tras ello volvió al piso con los sanitarios, donde llegó a ayudar a la médico a sacar el cuerpo de la bañera para que le pudieran practicar maniobras de respiración que resultaron inútiles.

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